La influyente serie "Los Picapiedra" se estrenó el 30 de septiembre de 1960. (Foto: Hanna-Barbera)
La influyente serie "Los Picapiedra" se estrenó el 30 de septiembre de 1960. (Foto: Hanna-Barbera)
Enrique Planas

El 30 de septiembre de 1960 la cadena estadounidense ABC estrenó el primer capítulo de “”. Seis años y 166 episodios después, la creación de Joe Barbera y Bill Hanna fue el reflejo más transparente de la clase media estadounidense de aquella época. Hasta la llegada de los Simpson, claro.

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Pero su impacto no se quedó solo en los Estados Unidos y “Los Picapiedra” pronto se convirtió en un fenómeno que no respetaba ni fronteras ni barreras del idioma. En nuestro país, donde las aventuras de Pedro, Pablo, Vilma y Betty también hicieron despertar nuestra imaginación, algunos creadores locales se suman a nuestro homenaje.

Doris Moromisato - Poeta

“'Los Picapiedras' fue fundamental para nuestra generación. Desde la distancia y con ojos feministas, lo más importante de ‘Los Picapiedras’ fue su asolapada crítica al estereotipo de familia burguesa y funcional que tanto se promovía en la posguerra. Si se fijan, Pedro es un patriarca fallido que rompe en gritos por su autoconciencia de macho tierno y torpe. Vilma nunca encaja como esposa sumisa y modelo de obediencia. Pablo es de lo más femenino y con Betty constituyen el ideal de pareja posmoderna. A pesar de la aparente e inofensiva imagen de hogar tradicional, hay mucha sátira anti-machista y anti-burguesa en ‘Los Picapiedras’ quizás por eso me encantaba tanto. Y el tratamiento a los animales ya es para otro comentario”

"Lo más importante de  ‘Los Picapiedras’ fue su asolapada crítica al estereotipo de familia burguesa y funcional que tanto se promovía en la posguerra", afirma la poeta Doris Moromisato.
"Lo más importante de ‘Los Picapiedras’ fue su asolapada crítica al estereotipo de familia burguesa y funcional que tanto se promovía en la posguerra", afirma la poeta Doris Moromisato.

Javier Prado - Dibujante, animador

"'Los Picapiedras' nace como una ‘sitcom’ de prime time de 8.30 de la noche, por lo tanto estaba dirigida al público adulto, de hecho fue la primera serie de animación en romper con la regla de que el parentesco solo sea entre tíos. En 1963 nace Pebbles y el público asiste alborozado al proceso de embarazo y nacimiento. ‘Los Picapiedras’ crearon un mundo propio de absoluta ficción a partir de la sociedad norteamericana de la época la animación y el contexto permitió una empatía sobre sus personajes casi de inmediato. Pero fueron más allá de la audiencia adulta, supieron también satisfacer la demanda de una amplia audiencia: mientras que los elementos fantásticos apelaban al niño que todos tenemos dentro, la sátira de una clase social y su estilo de vida redondeaba la solidez de la línea argumental.

Para el año 64 entraron a tallar a la competencia series como Hechizada, La isla de Gilligan y Los Locos Adams además de los superhéroes de la Marvel animados entonces es ese el punto sobre los contenidos de las historia empiezan a cambiar hacia lo fantástico dejando cada vez de lado la interacción tan propia y cercana de las familia de Piedradura. Aparecen Gazú, o los Horrísono parodiando a los Locos Adams, además de la aparición de actores de cine , esto convirtió a la serie en un producto más para niños hasta que fue cambiada a los días sábados donde compitió con otras series infantiles hasta el año 66. Hanna-Barbera le dio un descanso y cuando retornó su público se había extinguido, dejando la comedia familiar de humor blanco en las paredes de una Altamira de gratos recuerdos".

Eduardo Tokeshi - Artista plástico

"Yo crecí con ‘Los Picapiedra’, en cambio mis hijos fueron educados por ‘Los Simpson’", asegura el artista peruano Eduardo Tokeshi. (Foto: El Comercio)
"Yo crecí con ‘Los Picapiedra’, en cambio mis hijos fueron educados por ‘Los Simpson’", asegura el artista peruano Eduardo Tokeshi. (Foto: El Comercio)

“'Los Picapiedra' eran un reflejo perfecto, romantizando a la sociedad americana en su traducción paleolítica. Los animales movilizando la modernidad y siempre mirando al espectador para quejarse de su explotación. Fue el primer dibujo animado que mostró a una mujer embarazada y a otra familia adoptando a un robusto bebé. No entendían fenómenos como los Beatles y adoraban al Hollywood clásico. ‘Los Simpson’ en cambio son disfuncionales en el origen mismo de la pérdida de la inocencia de la sociedad americana. No es gratuito que los Picapiedra y los Mármol se despidan en el 66, al borde del hipismo, la guerra y mayo del 68. ‘El show de Dick van Dyke’ y ‘Los Picapiedra’ eran inocentes en sus conflictos y soluciones. ‘Matrimonio con hijos’ y ‘Los Simpson’ eran el desencanto y la decadencia desde la raíz. Yo crecí con ‘Los Picapiedra’, en cambio mis hijos fueron educados por ‘Los Simpson’”.

Ricardo Sumalavia - Escritor

“'Los Picapiedras' no fueron lo suficientemente autocríticos. Para ellos el mundo, a pesar de todo, era correcto. En ‘Los Simpson’ se trata de sobrevivir en un mundo asumido como decadente”.

“'Los Picapiedras' no fueron lo suficientemente autocríticos. Para ellos el mundo, a pesar de todo, era correcto", afirma el escritor Ricardo Sumalavia. "En ‘Los Simpson’ se trata de sobrevivir en un mundo asumido como decadente”. (Foto: Consuelo Vargas)
“'Los Picapiedras' no fueron lo suficientemente autocríticos. Para ellos el mundo, a pesar de todo, era correcto", afirma el escritor Ricardo Sumalavia. "En ‘Los Simpson’ se trata de sobrevivir en un mundo asumido como decadente”. (Foto: Consuelo Vargas)

Miguel Ildefonso - Poeta

“En 1971 Ariel Dorfman y Armand Mattelart publicaron el libro ‘Para leer al Pato Donald’, revelando que las historietas de la factoría Disney no solo reflejaban la ideología del capitalismo, sino que eran cómplices de su propagación. Once años antes, los creadores de ‘Los Picapiedras’ ya eran conscientes del poder de los dibujos animados. Con esta familia, que parodiaba a la sociedad de consumo que crecía galopantemente, el norteamericano se reía de sí mismo. Y esta fórmula del humor y la autocrítica, evolucionando junto a la democracia y las libertades, en horario estelar y con buen rating, derivó en la creación de ‘Los Simpson’”

César de María - Dramaturgo

“Si uno compara una serie clásica como ‘Los Picapiedra’ con una de hoy, como ‘Los Simpson’, encuentra muchos puntos en común: un padre tonto, una esposa sabia, empleos rutinarios con jefes tóxicos, amenazas que llegan de todos lados, etc. Pero no las vemos iguales porque como espectadores hemos cambiado: ahora ‘escroleamos’ y necesitamos una sorpresa, un chiste o una pequeña conmoción cada tres segundos, por lo que las series y películas antiguas -donde los protagonistas caminan lento y dicen dos frases por hora- nos impacientan y aburren. Además, las creaciones actuales tienen dobleces morales, lenguaje al límite y personajes ambivalentes, e incorporan la disfuncionalidad y la diversidad mientras las de antes no aceptaban lo diferente. ‘Los Picapiedra’ enfrentaban uno o dos problemas por episodio mientras los personajes de hoy, por ese vértigo de imágenes al que estamos acostumbrados, presentan conflictos, revelaciones, soluciones o al menos frases ingeniosas sin pausa, aunque no se resuelva todo lo que plantean. El ritmo de 'The Flintstones’ era el del carrusel, como las vidas de entonces, mientras el nuestro es el de la vida actual, el de una montaña rusa. Verlos es como oír los chistes del abuelo: hay que tener paciencia, buen humor y ganas de entender más allá de lo que tenemos delante”.

Aldo Shiroma - Escultor

“'Los Picapiedras' tenían para mí, un aire inocente, naíf (y “primitivo”) al momento de retratar a la sociedad del momento con todas sus taras y estereotipos, que iban desde el orden doméstico, obrero laboral hasta algunas situaciones entre la farándula de la época y esta imaginaria familia típica de suburbio estadounidense. Pero lo que realmente captaba mi atención era el ingenio al representar la maquinaria de construcción (grandes dinosaurios) y los electrodomésticos, (pequeños animales semi primitivos) al servicio del hombre y los comentarios directos a cámara. Eran ellos los únicos que se daban cuenta de mi presencia como espectador. Ese diálogo cómplice de la mano del imaginario funcional fueron los elementos que siempre me fascinaron en ‘Los Picapiedra’. Cumplen 60 años y me pregunto que tanto hemos cambiado?”

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