Lizzy Cantu: el impuesto del maquillaje
Lizzy Cantu: el impuesto del maquillaje

A los catorce años, usar maquillaje era una batalla aún por conquistar. Luchaba con mi mamá, mi papá y las autoridades escolares por alcanzar el derecho a –según yo– verme más bonita. Hoy cada vez que veo a una chiquilla de esa edad con los labios carmesí y las uñas pintadas sé que detrás de ese barniz, hay un rostro cuyo mejor afeite es su juventud. Pero hicieron falta un par de décadas para que yo apreciara la belleza de un cutis al natural. Y ahora es un poco tarde.

Hoy, si me atrevo a lucir la cara lavada despierto suspicacia: ¿me siento enferma?, ¿acaso no me importa dar una buena impresión?, ¿tengo derecho a presentarme ante mis colegas como si no me importaran? Parece que no estoy sola. Hace unos días, cuando Hillary Clinton visitó las oficinas de Facebook, una joven empleada de la compañía le preguntó sobre esta desigualdad de género a la candidata presidencial. Llamó a este fenómeno «el impuesto del maquillaje». Se refería al costo que nosotras asumimos cada mañana cuando invertimos plata y tiempo frente al espejo para no dañar nuestra situación laboral.

Un estudio de Harvard (2011), liderado por Nancy Etcoff descubrió que las mujeres que llevan maquillaje son consideradas más confiables, competentes y agradables. Otro estudio indica que las mujeres más atractivas ganan mejores sueldos. Tal vez por ello las peruanas gastan más de 400 millones de soles en cosméticos cada año. Y no tenemos cifras del riesgo que asumen las conductoras apresuradas que, mientras van al volante, distraen la vista del camino para aplicarse a las carreras el rímel en las pestañas.

En nuestra web, preguntamos a nuestras lectoras cuánto tiempo tardaban cada mañana en su rutina de maquillaje. Una cuarta parte de quienes respondieron pasa más de 15 minutos aplicando base, polvo, labial, sombras. Y otro 54% dedica entre 10 y 15 minutos a la misma operación. Una inversión de más de 90 horas al año que los hombres emplean en dormir otro ratito, leer el periódico mientras beben café, prepararse para la reunión importante que la agenda dicta.

Es como si pasáramos cuatro días enteros frente al espejo. Estoy segura de que todas tenemos cosas mucho más productivas e interesantes que hacer. Por eso, en esta edición, hemos reunido una serie de tips que te ayudarán a invertir mejor tu tiempo.

Postdata: al cierre de esta edición, la imagen de Aylan Kurdi nos taladra la retina con una profunda tristeza.

 

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