Terminó LIF Week y quizá uno de los comentarios más generalizados después de esta fiesta de la moda fue: una edición con menor asistencia. Me hubiese encantado que no fuera así, pero tampoco podemos tapar el sol con un dedo. ¿Qué pasó? Quizá factores como el cambio de fecha (generalmente el evento se desarrollaba en abril y ahora casi a fines de marzo) o el insoportable calor que se vivió justo esa semana o quizá la aparición de nombres nuevos en el programa que a muchos no les sonaban influyeron a que la audiencia se desanimara.
A pesar de eso, la edición tuvo grandes momentos así como invitados de lujo: Johana Ortiz, la diseñadora colombiana fue nombrada la mejor de su país y llegó a Lima con una colección que nos dejó a todos con la boca abierta. Su propuesta absolutamente cosmopolita fue impecable no solo en el concepto, sino en la ejecución. Sin duda, estas características y su frescura han conseguido que la diseñadora comience con la expansión en el mercado internacional y que siente un verdadero precedente sobre cómo un diseñador debe elaborar una colección sin que ningún detalle, (ni la basta de un pantalón), se escape.
No contentos con la presencia de esta prometedora diseñadora sudamericana, los organizadores del LIF Week trajeron también a Roberto Etxeberria, español que maneja la marca que lleva su apellido y que no solo dio cátedra con una colección perfectamente trabajada (me encantó la propuesta femenina) sino que se la pasó presente en todos los demás desfiles. Nunca vi que un diseñador internacional invitado sea tan asequible, divertido y buena onda. Un entusiasta que se sentó junto al resto a mirar el trabajo de los demás diseñadores.
Por otro lado, Escudo terminó de consolidarse como la propuesta mejor lograda de las últimas temporadas (con premio Barrington al mejor trabajo en sastrería, incluido) con una colección bastante coherente, llena de sorpresas como una línea masculina y otra de básicos: la gente además salió a aplaudir como hace tiempo no se aplaudía. Además de Escudo, contamos con nuevos participantes y esta parte me emociona personalmente porque amo a Mozhdeh Matin. Es una talentosa diseñadora que debutó con marca nueva inclusive. Mozh Mozh –con el tejido siempre presente dentro de sus materiales, y con su ya distinguida silueta, relajada, permisiva, amigable– tenía a los asistentes boquiabiertos con la personalidad de su nueva marca y sus modelos desinhibidas, libres, divertidas.
Por otro lado, dentro de las nuevas propuestas masculinas, José Clemente sigue demostrando que un hombre se puede ver bien sin disfrazarse, llevando ropa con actitud (como su propuesta en la que invita a que ellos vistan estilo formal al mismo tiempo que juegan, por ejemplo, a llevar un chaleco encima de la chaqueta, o adentro). Omar Valladolid sorprendió por la crudeza de su línea, por su forma y porque fue una propuesta masculina más avezada (siluetas desestructuradas, monocromática, oversized).
Este resumen incluye solo las novedades y con ellos me quedo, con las propuestas frescas y diferentes que los nuevos rostros trajeron al LIF Week. Por ellos, y la novedad que representan, valió la pena ir.