Salvador de Bahía, herencia colonial y africana de Brasil - 7
Salvador de Bahía, herencia colonial y africana de Brasil - 7
Redacción EC

Por Guido Piotrkowski

Que el novelista Jorge Amado haya escrito obras fundamentales sobre como “El país del Carnaval” y “Doña Flor y sus dos maridos” hacen que sus palabras sean ley. Él dijo sobre Salvador de Bahía: “En su conciencia poca gente podrá negar al abuelo negro más o menos remoto”. La impronta africana es evidente y se vive, con alegría, en las fiestas que cualquier viajero puede gozar.

Vive el eterno carnaval

Uno de los rituales más sorprendentes es la Fiesta de Iemanja. Cada 2 de febrero, una multitud se reúne en la playa de Río Vermelho en Salvador de Bahía para rendirle homenaje a la Reina del Mar. Los rituales comienzan al amanecer: se encienden velas, se canta y se baila. Los fieles gritan, ríen y lloran hasta el desmayo y dan ofrendas (perfumes, flores, caramelos, todo vale). Al atardecer, los saveiros, embarcaciones típicas, zarpan repletas de cestos de flores para obsequiar a la soberana.

Este puede ser tu próximo destino de verano. En especial si vas para el , la fiesta callejera más grande del mundo según el Récord Guinness. Aunque también puedes vivir la magia del carnaval en esta época. Solo ve al barrio de Pelourinho. De ser un enclave abandonado, pasó a ser un polo cultural y turístico en 1985, cuando la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad. Allí tienen sus sedes las agrupaciones Olodum y los Filhos de Ghandy, muy tradicionales en la ciudad.

La bohemia se disfruta en ese barrio. Entre sus callejuelas de piedra, hay caserones de colores que funcionan como hostales y tiendas de recuerdos. También colosales iglesias, bares y restaurantes que por la noche se animan al son de los clásicos de la bossa nova. Un lugar imperdible en Salvador de Bahía es el restaurante Alaíde do Feijão, donde se prueba una de las mejores feijoadas (plato tradicional hecho a base de frejol y cerdo).

Los objetos de la fe

Si buscas recuerdos muy tradicionales (artículos que usa la gente de la zona), ve a la Feria de Sao Joaquim, en el  barrio de Comercio. El lugar es antiguo, pero allí se encuentra de todo, en especial productos para los rituales: inciensos, velas e imágenes de orixás (dioses del candomblé, un ritual africano). Si buscas souvenirs, ve al Mercado Modelo, que está cerca al Elevador Lacerda, un conjunto de cuatro ascensores con vista al mar que conecta La Ciudad Alta con la Ciudad Baja.

Salvador de Bahía, además de ser un denso conglomerado urbano, tiene las olas, el viento y las palmeras. Las playas de la Barra, Ondina, Itapuá tientan al viajero al chapuzón, al agua de coco y a la caipirinha frente al mar. Una vía de escape al fascinante, pero agotador tipo de vida urbano.

 

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