Muchos destinos en el mundo cuentan con una oferta turística amplia y atractiva. República Dominicana tiene eso y más: en un solo día, los visitantes pueden pasar de disfrutar de una inmersión de buceo en una playa de ensueño a una ronda de golf en campos de renombre o deslumbrarse con la más majestuosa arquitectura de la época colonial.
Santo Domingo
Su casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La Fortaleza Ozama (arquitectura medieval) y el Alcázar de Colón (estilo gótico mayormente, con algunas características renacentistas, como sus arcadas, y borlas de estilo isabelino) son dos de los edificios más emblemáticos construidos por los españoles durante el siglo XVI.
Las afueras de Santo Domingo son igual de imperdibles. A menos de una hora de la ciudad capital, el pueblo playero de Juan Dolio ofrece un escape tropical y relajado, ideal para combinar playas de arena blanca y contacto con los locales, ya que es uno de los destinos favoritos de los dominicanos. En Boca Chica, en tanto, el Parque Nacional Submarino La Caleta, con múltiples naufragios y abundante vida marina, es excelente para explorar buceando, tanto principiantes como avanzados. La profundidad va de seis a 180 metros.
Arquitectura y cultura son dos marcas registradas de Puerto Plata, al norte del país. El pueblo de San Felipe, capital de la provincia, enamora a los visitantes con sus bellas casas y edificios de estilo victoriano, con colores pasteles y balcones de madera calada. La antigua Fortaleza San Felipe fue construida en el siglo XVI por los españoles para proteger a la ciudad de los piratas y otros intrusos. Cerca de allí, el pueblo y la playa de Cabarete se impone como la meca de los destinos acuáticos, por ser el único destino que presenta las condiciones perfectas para hacer, en un solo lugar, cuatro deportes: surf, kitesurf, windsurf y stand up paddle (SUP).
Al suroeste de República Dominicana, la carretera que comprende las provincias de Pedernales y Barahona llama la atención por su belleza contrastante. A un lado, se extiende la exuberante vegetación de selva tropical de la Sierra de Bahoruco, caracterizada por verdes montañas erguidas. Al otro, se despliega una interminable costa caribeña con playas de un intenso azul turquesa, como las de Bahía de las Águilas.
La belleza natural de la región sorprende a los visitantes que llegan para comprobar la ilusión óptica del Polo Magnético, un fenómeno por el cual los carros apagados ruedan “cuesta arriba”, en vez de bajar. En el corazón de las montañas de Bahoruco, un tour a las minas de Larimar permite ver cómo se extrae esta piedra semipreciosa de color turquesa, que solo se encuentra en República Dominicana.
Samaná
Ofrece una combinación variada de atracciones, gastronomía y hotelería. Las Terrenas, anteriormente un pueblo de pescadores, es uno de los lugares más visitados por su mezcla perfecta de playa soñadas y ciudad cosmopolita, gracias a una rica influencia europea.
Los cocos y el jengibre son ingredientes clave en la cocina de Samaná; de hecho, su plato típico es “pescado con coco”. Entre los meses de enero y marzo, la atracción principal es el avistamiento de ballenas jorobadas, que llegan a la península a aparearse. Un espectáculo de la naturaleza único, que se puede disfrutar de cerca a bordo de una embarcación.
Punta Cana
Reconocido por sus playas y resorts de lujo, es más que eso: un paraíso para los golfistas, con 10 campos de diseño exclusivo ubicados a lo largo de la costa, y diversión asegurada con numerosos parques temáticos que combinan actividades recreativas en medio de un escenario natural deslumbrante. Punta Cana pertenece a la provincia de Higüey, conocida por albergar el sitio religioso más emblemático del país, la Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia. Destacada por un gran arco de bronce y oro de 69 metros de altura, dicha Basílica es una manifestación del pilar que tiene la tradición religiosa en la cultura dominicana.
Los amantes de la vida en naturaleza encontrarán en Jarabacoa y Constanza aire puro, montañas, aventura y escenarios impresionantes. La mayoría de los viajeros aventureros que llegan a esta parte única del país, en la Cordillera Central, buscan conquistar el pico más alto del Caribe: el Pico Duarte, a 3,087 metros de altura. En este impresionante pico nace el Yaque del Norte, el río más largo de República Dominicana y el mejor para hacer rafting. Montañas y numerosos ríos confluyen en esta zona para dar paso a increíbles saltos, como el Baiguate y Jimenoa, ideales para hacer barranquismo y rapel. Para comer, nada como los platos en base a zanahorias, remolacha, patatas, brócoli y fresas cultivadas en Constanza.
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