Los hijos no nacen con instrucciones. Ser mamá es una cuestión de prueba y error, de encontrar los métodos de crianza que mejor funcionen para ti y de organizarte según tus capacidades para darle lo mejor a tu pequeño.
A veces las respuestas a los típicos problemas que implica ser mamá son simples, mientras que otras se necesita una guía para orientar los esfuerzos hacia una dirección. Aquí te damos cinco consejos que debes recordar y podrían servirte en esta aventura que es la maternidad.
1. Planificar
Mantener un horario estructurado en casa no solo te facilitará todo a ti, también le hará bien a tu hijo, pues se acostumbrará a que cada cosa tiene su momento y hay que respetarlo. Saber que hay un tiempo para jugar, otro para comer y otro para dormir lo ayudará a organizarse personalmente.
2. Pensar positivo
Enfocarte en lo malo que hacen tus hijos puede ser fácil, pero no lograrás un cambio en ellos si solo te dedicas a resondrarlos al portarse mal. Por el contrario, si empiezas a felicitarlo y darle estímulos positivos cuando hace algo bueno o se porta bien, tu pequeño buscará más recibir ese tipo de atención de tu parte y mejorará su comportamiento.
3. Permitir
Deja que tu hijo explore el mundo: que corra, que se ensucie, que pruebe nuevos alimentos, que haga amigos, que elija con qué quiere jugar, etc. Así aprenderá a ser más independiente a desarrollar sus propios gustos y personalidad, siempre bajo tu supervisión para evitar que se haga daño.
4. Poner orden
Ser permisivo no implica tolerar malas conductas de tus hijos. Debes asegurarte de corregirlo con firmeza, pero sin perder la calma para dejarle en claro que la que lleva las riendas de la situación eres tú. Posiblemente haga la misma travesura una y otra vez, por lo que tienes que ser perseverante con la disciplina y con el castigo que se le imponga.
5. Paciencia
Ser paciente te facilitará las cosas cuando de crianza se trata. Los niños son especialistas en llevar al límite las reglas y tienes que disciplinarlo cada vez que lo haga, solo así se dará cuenta que su comportamiento no trae nada bueno para él. El guante también le cae a tu pareja: por más que tengan métodos de crianza diferentes, deben ser pacientes el uno con el otro y unirse para tirar la cuerda hacia el mismo lado para lograr el bien de su hijo.