Es un hecho, tu vida dará un giro de 360° cuando te conviertas en mamá. Desde tus prioridades hasta tu rituna diaria, todo cambia con la llegada de esa nueva persona a tu vida.
La maternidad es un sube y baja de emociones, pasando por la angustia, la alegría, la desesperación y la emoción. Y, junto a ellas, también llegan una serie de situaciones con las que muchas mamás pueden identificarse.
¿Has experimentado alguna vez las que contamos a continuación?
1. Las fotos de tu celular cambiaron
Las pruebas de la fiesta de la noche anterior, tus selfies y los memes que mandan tus amigos del grupo de Whatsapp han sido reemplazados por fotos de todo lo que hace tu hijo, por más insignificante que sea.
2. Al igual que tus temas de conversación
Sales con tus amigas: hablas de tu hijo. Tu pareja llega a casa: le cuentas todo lo que hizo tu hijo. Entras a Facebook: compartes fotos junto a tu hijo. Tal vez no te des cuenta, pero lo amas tanto que quieres compartir tu orgullo todo el tiempo.
3. Tu cartera no es la misma
Cuando abres tu cartera, puedes notar el cambio que ha sufrido. La botella de perfume se convirtió en un biberón, los chicles en snacks saludables para tu hijo, el maquillaje por pañitos húmedos y está llena de juguetes.
4. Tus intereses fílmicos se transformaron
Ahora cada vez que vas al cine, sabes más de las películas infantiles que de las de acción que veías antes. Has aprendido a disfrutar de ese género y la pasas bien.
5. Comes por dos
Tus intenciones de recuperar la línea se complican pues ser mamá te impulsa a comer un poco de más. Pruebas mientras preparas la papilla para tu hijo, para ver si la temperatura es correcta, para asegurarte que el sabor esté bueno o para incentivarlo a comer.
6. Tu instinto de supervivencia se ha desarrollado
Antes andabas por la vida sin preocuparte demasiado. Ahora el peligro está en cada esquina: mesas puntiagudas, sillas inestables, electrodomésticos que pueden caer, autos que pueden atropellar a tu hijo, perros agresivos, pisos resbalosos…
7. Tu lenguaje se ha limpiado
Tu florido lenguaje obsceno ha sido purificado por la llegada de tu bebé, no malas palabras porque “los niños son como una esponja”. De hecho, tú también lo eres y has adoptado formas que escuchabas a otras mamás para llamar algunos objetos como titi, guauguau, pipilín y popó.
8. Te emocionas más que nunca si te enteras de un embarazo
Lo que antes te parecía una buena noticia, hoy cada vez alguien está embarazada sientes como si hubieras ganado la lotería. Te emocionas hasta los huesos y quieres compartir con la nueva mamá todas las enseñanzas y experiencias que has tenido. Hazlo, es bueno tener un círculo de apoyo para resolver dudas.