Las disculpas se piden cuando sabes que se hizo algo incorrecto o cuando no supiste manejar bien alguna situación y alguien resultó herido.
Pero existen momentos en los que una no tiene que disculparse y ser fiel a una misma y a lo que piensa. Aquí te presentamos situaciones en las que no debes pedir algún tipo de perdón.
-Decir lo que piensas. Cada persona tiene su opinión y su manera de pensar. No siempre tienes que estar de acuerdo con lo que dice tu pareja, tus compañeros de trabajo, familiares o amigos. Dar tu punto de vista hará que te destaques y las personas sabrán cómo piensas sobre algunas cosas o situaciones. No tienes que disculparte por ser tú.
-Pedir ayuda. Nadie nace sabiendo. Poco a poco una va aprendiendo cosas sobre el trabajo, universidad o sobre relaciones. No tengas miedo de pedir ayuda si es que no entiendes o no sabes algo. Tus superiores, amigos o pareja verán que al hacerlo te muestras interesada en conocer más sobre el tema.
-Tiempo a solas. Ya sea porque te sientes abrumada o simplemente porque quieres engreírte sin la compañía de nadie, es necesario que tengas un tiempo para ti y que no debas pedir disculpas por ello. Esos momentos ayudan a reflexionar, a eliminar estrés y a pasar un momento agradable contigo misma.
-Decir que no sin ninguna excusa necesaria. Una siempre tiene que estar dispuesta a ayudar a los demás, pero si algunos momentos no te apetece hacerlo por distintos motivos no tienes que sentirte mal por decir que no. No siempre te encontrarás del mejor humor y con la disposición para hacerlo. Es mejor ayudar a alguien con todas las ganas, que hacerlo renegando.
-Decirle a alguien la verdad. No tiene precio la sinceridad de una persona y si alguien te pide específicamente que le digas la verdad sobre algo, hazlo. No tengas remordimientos de hablar sin pelos en la lengua. Eso sí, siempre con mucha delicadeza y tino.