Lorena Salmón: "¿Para quién te vistes tú?"
Lorena Salmón: "¿Para quién te vistes tú?"
Redacción EC

Escribo un blog de moda desde el 2008. Comencé en la plataforma de este diario, algo bastante intimidante si pensamos que es uno de los diarios online más leídos. Quizá por eso tardé meses en mostrarme: siempre he preferido darle un toque más periodístico al blog (sobre noticias de moda) que mostrarme luciendo mi tenida diaria (lo que se conoce como egoblogueras). Desde entonces, me he expuesto compartiendo momentos de mi vida, retratos, mis experiencias personales sobre qué, cómo y dónde me gusta ir a comprar, comer, pasear, etcétera. Y cuando te expones tienes que aceptar que habrá gente a quien le gustas y gente a quien no.

Hace días, un bloguero me dedicó un ‘post’ completo, haciendo un acucioso análisis de mi estilo y de mis pésimas elecciones a la hora de vestir. El texto fue compartido 154 veces y tuvo varios comentarios y likes. No les miento: aún después de siete años de estar en la blogósfera, mi corazón se afecta con el bullying cibernético. El texto giraba en torno a un look que usé para ir a una fiesta: un short de cuerina con un poncho de cuadros encima blanco y negro. El autor me increpaba diciendo: «si sabías que ibas a un evento como ese, cómo se te ocurrió ponerte algo así ». Por unos segundos de fragilidad emocional, pensé: ¿me vestí mal? Y luego me di cuenta de que esa no era la repuesta. La respuesta era: me lo puse porque me provocó a mí. Esto me llevó a pensar: ¿Para quién nos vestimos cuando nos vestimos? Según encuestas en revistas femeninas descubrí que sería una hipocresía decir que no nos interesa transmitir algo con la elección de nuestra ropa. Sin duda, sabemos que ese es el poder de la moda: ser un canal extensivo de nuestra personalidad. Y eso está bien, lo celebro.

Hay quienes se visten para los chicos –¿como ritual de conquista?–, hay quienes se visten para las chicas –¿para impresionar o competir?–, pero en serio, ¿no hay quienes se visten para sí mismas? Haciendo una introspección, recuerdo que las elecciones que he tomado sobre mis looks dependen de a quién voy a ver: si voy a recoger a mis hijos del colegio, no tengo rollo en ir con el mismo look –literal–que me puse un día antes; pero si sé que en la tarde tengo una reunión, me cambio para que no haya posibilidad de que alguien encuentre la repetición.

Creo que cómo vestimos y para quién tienen más que ver nuestro estado de ánimo, contexto y el mensaje que queremos decir. La moda tiene un punto de vista, una opinión. No es lo mismo aparecer en una fiesta con vestido largo impecable, guantes, moño –al estilo ‘Resolví el código de vestimenta a la perfección’–que con vestido corto, botas chatas estilo militar y una casaca de cuero –al estilo: esto me provoca–. El emisor, quiera o no, está dejando un mensaje. ¿Cuál es el tuyo al vestir?

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