Por Andrea Carrión / WUF
Lidiar con setenta y pico perros a la vez es una tarea de gladiador; es levantarse al alba para alimentarlos, es barrer y trapear cada rincón para mantener el área lo más limpia y aséptica posible, es aliviar animalitos enfermos y también es atender la visita de uno que otro interesado en adoptar.
Para buena suerte de Lucho Mireles, encargado del funcionamiento del albergue Vida Digna, hace unos días pudo contar con varias manos extras que le aliviaron un poco el trabajo.
Un grupo de voluntarias de WUF, una asociación sin fines de lucro que busca generar consciencia sobre la realidad de los perros abandonados en el Perú, donó medio día para realizar algunas tareas que, algunas veces, Lucho no tiene tiempo de terminar.
No es la primera vez que visitaron el albergue Voz Animal y ayudaron con la socialización y el paseo de los 60 perros que se albergan ahí.
Esta vez, en Vida Digna la faena incluyó cepillado, limpieza y socialización. Además de ofrecer su tiempo limpiando lomos y patas de pelo y mugre con cepillos donados por ellas mismas, las voluntarias aprendieron a limpiar orejas con algodón y líquido antimicótico también donado.
“Mi hija tiene a WUF en Facebook y se enteró de este voluntariado. Ella me invitó a venir y me gustó la idea, así que hoy falté al trabajo y nos vinimos”, comentó Silvia López. “Es la primera vez que vengo a un albergue y la verdad es que es una experiencia fascinante”, agregó mientras acariciaba a Patty, una perrita que pese a tener poca movilidad en un pata trasera y carecer de la otra, se acerca a la gente sin problema para recibir cariño.
Mantener en pie una organización dedicada a ayudar animales en necesidad no solo es complejo sino también costoso. Las actividades son interminables y las manos limitadas, motivo por el cual resulta indispensable contar con gente que apadrine perros y voluntarios que donen tiempo.
Valeria Di Paolo es la directora de este albergue. Ella lleva 12 años trabajando con Vida Digna y conoce de cerca el valor que tienen los voluntarios. Y no solo dentro del albergue sino también con actividades externas, como en eventos comunitarios o en la venta de artículos que los ayuden a auto financiarse.
“Mantener un albergue es bien caro. La asociación se mueve, básicamente, por las directoras, Katia (secretaria) y Lucho, pero no nos damos abasto, por eso mientras más manos, mejor”, comentó Di Paolo. “Lamentablemente, en el Perú el concepto de voluntariado no está desarrollado como en otros países. Yo acá estoy fascinada de ver a las voluntarias que han venido porque no lo vemos seguido. Antes mucha gente se nos ha acercado con muchas ganas de ayudar, pero se desinflan en el camino. O por ejemplo, ha pasado que la municipalidad organiza un evento y nos da un quiosco para ofrecer información, pero al llamar a los voluntarios no se aparecen ni dos. No es fácil”.
Sin embargo, Di Paolo asegura que desde la aparición de asociaciones como WUF, la exposición de sus perros ha sido mayor y tanto la ayuda como las adopciones han fluido con mayor facilidad.
“Ustedes han llenado un vacío porque nosotros no nos dábamos abasto, ahora somos una red”, agregó Di Paolo. “Este fin de semana han salido tres perros, solo del lado de WUF, hay mucho más movimiento. En los últimos meses han estado saliendo entre 5 y 8 perros en adopción, antes en un buen mes apenas salían 2 o 3 perros, y había meses en los que no salía ni uno”.
Para que un perro esté apto para ser adoptado, debe de estar sano, limpio, esterilizado y lo ideal es que sea amigable, por lo que es muy importante que socialice mientras espera a la familia que lo elija. Por ello el trabajo realizado por los voluntarios es fundamental, algo que Erika Pavletich, miembro de las voluntarias de WUF, tiene bien claro.
“Hace poco regresé de viaje y decidí que me involucraría más con estas actividades”, comentó Pavletich, quien hace un año y medio adoptó a un perro que estaba por quedarse en la calle. “Me encantan los perros y quiero dar un poco de mi tiempo para estar con ellos. Me ha gustado ver el cariño y dedicación que tienen en este albergue. Además la gran mayoría de los perritos socializan muy bien. Me ha encantado venir y apoyar”.