Como si fuera ayer, Alfredo Reyes y Ariana Valdiviezo recuerdan estar sentados en su cama y con iPad en mano, navegar la página de WUF de arriba a abajo en busca de un perro para adoptar. “Cada perro es más lindo que el otro”, comentaron es noche, pero hubo uno que los cautivó desde que vieron su sonrisota de oreja a oreja. Su nombre, Happy.
No había duda. Ese macho de 14 kilos y 2 años y medio era el perro que estaban buscando para completar su familia. Así que ahí mismo hicieron ‘click’ en el botón ‘Quiero adoptarlo’ y así empezó el proceso.
En realidad, el proceso de llevar una mascota a casa había empezado meses atrás. Luego de asegurarse de que podrían darle una buena vida a un perro, Alfredo y Ariana empezaron la búsqueda. Ariana propuso adoptar uno, pero Alfredo ya tenía claro lo que quería: un cachorro de raza Dachshund (o salchicha).
“Siempre había tenido salchichas y quería otro, pero Ariana me decía para adoptar, ‘Que hay muchos perros en la calle sin hogar’, insistía. Mi temor era no saber cómo venían los perros en adopción. Igual me puse a buscar en albergues para complacerla, pero no encontraba ninguna propuesta seria de adopción, así que compré el salchicha”, cuenta Alfredo.
El cachorrito salchicha nunca llegó. Éste se enfermó y el criador terminó devolviendo lo que pagaron por él. En ese proceso apareció WUF.
Ariana había escuchado de WUF en distintos medios y convenció a Alfredo para conocer la página.
“Me pareció una página súper amigable, eso me transmitió confianza, seguridad y seriedad. Nos gustó el proceso porque se aseguraban de que quien fuera a tener alguno de los perros que ofrecen en adopción, lo tendría bien”, comenta Alfredo.
Después de estar en lista de espera y de hacerles una entrevista, WUF le comunicó a esta pareja que Happy podía ir con ellos. Eso sucedió el 30 de enero de este año.
“El pobre llegó a casa desconfiado, olía por todos lados y por ahí nos daba una lamidita, pero más bien serio. Al punto que le dije a Alfredo ‘Oye, mi amor, creo que nos han estafado. Dijeron que era happy y no es happy”, dijo Ariana entre carcajadas. Y es que happy (inglés) significa feliz.
A esas alturas poco sabían de este perro. Se habían dejado llevar por su foto y esperaban que fuera consistente con su personalidad. Con los días fueron descubriendo que solo era cuestión de tiempo para que Happy agarrara confianza.
También se enteraron que Happy tenía sangre selvática.
Hace como 3 años y medio, Happy fue encontrado junto a sus dos hermanitas en un mercado en Yurimaguas. Estaban siendo vendidos por una señora y como estaban en muy mal estado, su rescatista compró a los tres y los dejó en la chacra de un conocido confiando en que serían bien cuidados. Tiempo después se enteró que los tenían muy abandonados, incluso las hembras habían quedado preñadas, así que fueron traídos a Lima. Solo sobrevivieron 4 de los 11 cachorros. Estos fueron dados en adopción y los tres adultos fueron esterilizados y tratados por erliquiocis canina y anaplasma. Uno de esos tres adultos es Happy.
Eventualmente la foto de Happy terminó en la plataforma digital de WUF, una asociación sin fines de lucro que desde el 2015 viene promoviendo la adopción de perros y la tenencia de mascotas.
Si bien al principio Happy se la pasaba durmiendo y daba la impresión de ser un perro más aburrido que feliz, con el tiempo se relajó. Empezó a jugar, a dormir patas arriba y a demostrar no solo cariño con quienes lo rodean sino también mucha paciencia con Fernando, el hijo de Ariana y Fernando, a quien le encanta apachurrarlo.
“Sí funciona adoptar”, asegura Ariana. “Yo también podría haber pensado en comprar... finalmente lo que buscábamos era tener una mascota, pero la verdad es que sirve mucho el trabajo de concientización que se hace. Yo misma empecé a ser consciente de la cantidad de perritos sin familia que hay y cómo tanta gente se saca la mugre para rescatarlos, cuidarlos y buscarles hogar. Entonces pensé ‘Si vamos a hacer algo, hagámoslo bien y para mi la forma correcta era haciendo que haya un perrito menos en la calle o en el albergue”, agrega.
Ahora Alfredo confiesa a ojos cerrados que adoptar a Happy ha sido la mejor decisión. No tendrá un salchicha, pero tiene un perro sano, equilibrado y que contagia felicidad. Y encima casi ni ladra.
“Yo cambié el chip porque me enamoré de la foto de Happy y de la plataforma de WUF. Que el proceso esté bien hecho y que no la hagan tan fácil el adoptar me dio seguridad pues demuestra que se preocupan por entregarlos a personas o familias que los van a cuidar bien. Ahora todos somos pro adopción”, agrega Alfredo.