Hace unas semanas, Axel (un schnauzer de 9 meses) escapó de la casa de Giugliana Estrella, una de sus dueñas. Esa mañana estaban haciendo unos arreglos en el hogar y, como todos estaban distraídos, el pequeño aprovechó el momento para cruzar una reja.
Ni bien la familia se dio cuenta, salieron a buscarlo: recorrieron los alrededores de la casa y pusieron varios anuncios en redes sociales. “Mande su foto a todos mis grupos de WhatsApp y a todos los contactos que tenía”, recuerda Giugliana.
Para ella, esas horas fueron muy difíciles. “Me sentía muy mal porque no lo había vigilado lo suficiente, no le había puesto placa de identificación y él no conocía los alrededores. Me aterraba la idea de que estuviera solo y lleno de miedo. Realmente no le deseo eso a nadie”, confiesa.
A las 10 de la noche de ese mismo día, una llamada sorprendió a los familiares de Axel. “Una familia vio mi post en redes y lo rescató. ¡Fueron unos ángeles!”, dice.
El pequeño estaba en la Panamericana Sur, en donde lo encontraron temblando. “Estaba muy asustado. Cuando lo vimos, todos lloramos de la emoción”.
Crónica de un escape anunciado
Conforme pasaron los días, Giugliana llegó a la conclusión de que Axel salió de casa, se asustó e intentó regresar. Pero, en ese momento, ya no conocía el camino de vuelta.
“Una persona lo trató de recoger, pero lo asustó más y él corrió desesperado hasta llegar a la Panamericana Sur. De milagro no lo atropellaron... Pero un carro lo golpeó y así fue como se rompió la patita”, cuenta.
A raíz del escape, Axel se fracturó el fémur. No solo tuvieron que operarlo y colocarle una barra de titanio, pernos y una varilla de metal para estabilizar su hueso, sino también tuvo que ser operado por segunda vez a raíz de un mal movimiento.
“Estuvo 15 días con collar isabelino. La recuperación ha sido muy difícil, pero ya apoya la patita y quiere volver a saltar como lo hacía antes”.
Más allá del enorme gasto económico que tuvo que afrontar la familia de Axel, hoy todos son conscientes de que deben vigilar más a su engreído y protegerlo de cualquier escape a futuro.
“Aprendí debe usar su placa siempre, que debemos vigilarlo más cuando es cachorro porque la posibilidad de fuga es latente, y que debemos sacarlo al parque para que socialice y aprenda cómo llegar a su casa”, reflexiona Giugliana.
Hablemos de las plaquitas para perros
Según información de Andina, más de 400 mil perros se pierden al año en el Perú. Para reducir esta cifra, no solo es importante que las personas paseen a sus mascotas con correa y estén pendientes de posibles escapes, sino también que todas tengan placas de identificación.
Como explica Firulais y Bigotona, plataforma que busca difundir información acerca de tenencia responsable de mascotas, se puede identificar a perros y gatos con microchips, placas con código QR o las tradicionales placas con datos.
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