Los priones y la Enfermedad de Alzheimer
La semana pasada se publicó un provocador estudio en el que se postula que la enfermedad de Alzheimer podría ser consecuencia de una infección causada por un prión. ¿Ha escuchado usted hablar del prión? Hoy revisaremos este fascinante tema.
Una de las lecciones que mas me marcaron en la facultad de medicina, en los años 70, fue la relacionada a una misteriosa enfermedad llamada Kuru. Todavía recuerdo las gráficas descripciones que hacía mi profesor de neurología acerca del origen de la enfermedad cuando nos contaba que el contagio ocurría cuando los pobladores (principalmente mujeres y niños) de una remota zona de la Isla de Papúa Nueva Guinea, se comían los cerebros y los músculos de sus muertos. Al practicar el canibalismo, nuestro profesor nos decía que las personas se contagiaban de un misterioso “virus lento”, que les causaban la enfermedad, caracterizada por un severo deterioro cerebral, de lo que ahora llamamos demencia.
Recordemos que en medicina, demencia es el grupo de enfermedades cerebrales caracterizadas por el progresivo y severo deterioro de las funciones intelectuales superiores: juicio, raciocinio, memoria y orientación en tiempo, persona y espacio. Se calcula que 60 a 80% de las demencias son causadas por la Enfermedad de Alzheimer.
Pues la cosa cambió en 1982, cuando el Dr. Stanley Prusiner publicó en la revista Science que el tal llamado “virus lento” no existía y que sus estudios demostraban la existencia de una nueva categoría de agente infeccioso llamado prion. El prion (palabra derivada de proteína e infección), afirmaba osadamente el Dr. Prusiner, era simplemente una molécula de proteína sin ningún tipo de acido nucleico, estructura considerada el sine qua non de cualquier agente infeccioso. El Dr. Prusiner afirmaba en su artículo que una enfermedad cerebral de las ovejas llamada “scrapie” o “tembladera” era causada por un prion.
Como lo cuenta en su libro “Madness and Memory”, sus colegas se burlaron cruelmente de el y lo tildaron de loco por creer que una simple proteína podía ser un agente infeccioso. Ante esos agravios, la venganza del Dr. Prusiner fue seguir estudiando a los priones y demostrar a comienzos de los años 90 que una rara enfermedad del ganado, llamada “enfermedad de las vacas locas” o encefalopatía espongiforme bovina (EEB), era también causada por un prion.
Hasta que el destino lo ayudó. En 1996 sonaron las alarmas en Inglaterra porque se empezaron a presentar decenas de casos de una terrible enfermedad cerebral en gente relativamente joven. Las investigaciones demostraron que esa enfermedad era idéntica a una descrita en 1920 por los doctores Hans Creutzfeldt y Alfons Jakob llamada precisamente enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (CJD). Lo diferente era que en esta oportunidad, las víctimas británicas eran mucho mas jóvenes y la enfermedad avanzaba mas rápidamente.
Después de rápidas investigaciones y usando las técnicas desarrolladas por el Dr. Prusiner para el estudio de los priones, se demostró que esa enfermedad (bautizada como variante de CJD o vCJD) era causada por un prion que se adquiría al comer carne infectada con la enfermedad de las vacas locas.
El Dr. Stanley Prusiner logro el mayor resarcimiento a los escarnios recibidos por sus colegas al ganar el Premio Nobel de Medicina en 1997, galardón otorgado por demostrar que los priones existen y causan enfermedad en seres humanos y animales.
En este momento se acepta que existen aproximadamente 40 variaciones de priones causando diversas enfermedades, entre ellas el Kuru de mis recuerdos estudiantiles y una rarísima enfermedad llamada insomnio familiar fatal, caracterizada por un insomnio tan severo que termina matando a la víctima.
Las enfermedades causadas por priones tienen dos características: destruyen el cerebro causando demencia y son siempre mortales.
¿Qué son los priones?
Hasta la demostración de la existencia de los priones por el Dr. Prusiner en 1982, se aceptaba que las enfermedades infecciosas eran producidas por solo cuatro tipos de microbios, que ordenados de acuerdo a su complejidad biológica de menor a mayor incluyen virus, bacterias, hongos y parásitos. Los virus no son seres vivos, están constituidos por un acido nucleico rodeado de proteínas o carbohidratos y solo pueden reproducirse y causar enfermedad cuando logran insertarse o “tomar por asalto” el sistema reproductor de una célula viva. Las bacterias si son seres vivientes, tienen una sola célula y ya tienen estructuras internas complejas que les permiten respirar, eliminar sus deshechos y reproducirse. Por su parte, los hongos y los parásitos son seres vivos mas complejos y tienen miles o millones de células que forman estructuras mas especializadas.
En términos de reproducción, lo que tienen en común los virus, bacterias, hongos y parásitos es que se reproducen a través de un ácido nucleico, ya sea ADN o ARN.
Al ser simplemente moléculas de proteínas, los priones no tienen ácido nucleico alguno y su única estructura es la de la proteína que lo forma. El prion “se reproduce” simplemente “pegándose” a una proteína normal y “contagiándole” su anormalidad. La proteína anormal “contagiada”, se pegará entonces a otras proteínas normales y de esa manera el prion o proteína anormal se va convirtiendo en parte de la estructura del cerebro, destruyéndolo progresivamente.
Los priones no se contagian de persona a persona, son proteínas que se ingieren por la boca (como al comer carne de vacuno con enfermedad de vacas locas) o como veremos después, cuando una persona recibe priones a través de productos extraídos de un ser humano o durante una operación quirúrgica. Los priones no pueden ser destruidos por medidas habituales de desinfección en un hospital. Se necesita incinerarlos a 482 grados centígrados durante cuatro horas.
Trasmisión accidental o inadvertida de priones
Esta es un tema muy controversial y que por el impacto que pueda ocasionar sobre el público, se conversa todavía en voz baja en limitados círculos científicos.
El estudio que estamos comentando en este artículo es, en mi entender, uno de los primeros en lograr una cobertura mediática importante. Lamentablemente por lo complejo de los conceptos que engloba, no ha sido muy bien entendido por el público por lo que queremos explicarlo brevemente.
Resulta que en 1958 se descubrió que para corregir la talla baja, podía usarse un machacado purificado de la glándula pituitaria de un cadáver (la glándula pituitaria es la que produce la hormona de crecimiento). Mas de 27.000 personas fueron tratadas en el mundo con ese preparado cadavérico entre 1958 y 1985, fecha en que se descubrió que muchos de los usuarios estaban desarrollando la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (CJD), o sea la misma causada por comer carne contaminada con el prion de la enfermedad de vacas locas. A este tipo de CJD se le ha llamado CJD iatrogénico (iCJD) (iatrogénico significa enfermedad causada por el médico).
Hasta el año 2012, se han registrado mas de 450 casos de iCJD en el mundo, y lo que mas asusta es que no solo se han producido por el uso de ese purificado de glándula hipófisis (226 casos), sino también por trasplante de dura madre o cáscara del cerebro (228 casos), trasplante de córnea (2 casos), neurocirugías (4 casos) y uso de aparatos intracerebrales para hacer electroencefalografías (2 casos). El periodo de incubación, o sea el tiempo que transcurre entre el momento de la infección y el desarrollo de los primeros síntomas, es de 20 años.
Volviendo al estudio, lo que los investigadores ingleses hicieron fue estudiar los cerebros de ocho pacientes que murieron con iCJD en Inglaterra. Lo que encontraron es que esos cerebros muestran un almacenamiento exagerado de las proteínas beta-amiloideas que solo se encuentran en el cerebro de pacientes con enfermedad de Alzheimer. Debido a que esos pacientes murieron muy jóvenes como para pensar que esos depósitos de proteína beta-amiloidea pudieron haber sido causados por la edad, los científicos aventuran la atrevida hipótesis de que la enfermedad de Alzheimer podría ser causada por un prion, el cual indudablemente ingresó a su cuerpo a través de los preparados cadavéricos de la glándula hipófisis.
Los investigadores concluyen su artículo diciendo que sus hallazgos ameritan que se investigue la posibilidad de que la Enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades degenerativas del cerebro sean consecuencia de la infección por un prion, ya sea durante una operación en la que se usen instrumentos contaminados, durante una transfusión de sangre, un procedimiento dental (root-canal), un trasplante de órgano, etc.
Este asunto de que la enfermedad de Alzheimer, e incluso la enfermedad de Parkinson, pudieran ser consecuencia de una actividad iatrogénica no es nueva y fue postulada por el propio Dr. Prusiner en una entrevista al diario The Guardian en mayo del año pasado.
Así como en los años ochenta se resistió mucho que una simple proteína pueda causar enfermedad; el hecho de que ahora se postule que una cirugía, o un trasplante puedan trasmitir un prion y causar Alzheimer, Parkinson u otra enfermedad, estoy seguro que puede sonarle a muchos (especialmente a los científicos) como un disparate.
Pero lo cierto es, que solo el tiempo lo dirá…