
Los últimos años de Luis Young Agüero trascurrieron en silencio. De vez en cuando, el maestro tomaba fuerza, dejaba de jugar solitario en su computadora y se paraba a tocar en su piano de cola. En otras ocasiones, bajaba al estudio de música que había en su casa de San Isidro y escuchaba los discos que grabó con su orquesta. Hasta ayer a las 7 a.m., Young vivió de la nostalgia, de cuando el Perú lo llamaba Lucho Macedo, el pionero de la música tropical. Sus restos se velan en la parroquia Santa María Reina de Miraflores y el entierro en el Parque del Recuerdo de Lurín mañana al mediodía.
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Al ser hijo de don Luis Young –compositor, arreglista y dueño de la Orquesta Young Macedo–, Lucho comenzó a estudiar música desde pequeño. La década del 50 y la explosión del mambo, gracias a Pérez Prado, lo terminaron de formar. Su habilidad con el piano hizo que compartiera escenario con grandes como Celia Cruz y sea admirado por Johnny Pacheco, director del sello de salsa Fania Records. Pero las épocas de baile, de tocar "Bombele", "Boogaloo" y "Cara sucia", quedaron en el olvido.
La riqueza del Perú en tres episodios de esta serie digital ►https://t.co/HrRKii40Nr pic.twitter.com/qjgjlKZD2G— Luces El Comercio (@Luces_ECpe) 1 de marzo de 2017
Hace unas semanas Lucho Macedo cumplió 87 años y aunque su vida seguía con el mismo ritmo de siempre su salud iba decreciendo. El cáncer de vejiga y de colon hizo que fuera llevado de emergencia al hospital Edgardo Rebagliati, donde se hizo oficial que pronto partiría.
Macedo deja una marca indeleble en el Perú. Sin él y sin los compases de su música tropical las fiestas no hubieran sido las mismas.Tweets by Luces_ECpe