El embajador Kim Hak-chol guió esta semana a dos periodistas de este Diario en un recorrido por la Embajada de Corea del Norte en Lima. (Video: El Comercio)
Fernando Alayo Orbegozo

En este tradicional edificio sanisidrino, Kim Il-sung y Kim Jong-il, los fallecidos líderes supremos de Corea del Norte, son seres omnipresentes. Sus retratos, en los que lucen sonrisas congeladas por el tiempo, están en cada rincón del inmueble: en el vestíbulo, en las paredes de su acogedora sala de reuniones y en el prendedor que ostenta –impecable– el embajador de esta nación asiática en el Perú, Kim Hak-chol, quien con un gesto muy diferente al que presumen sus excelentísimos líderes lee la portada de un conocido diario local: “‘Chino loco’ es un peligro”.

Contemplando la imagen de su actual líder, Kim Jong-un, en el periódico, quien aparece al costado de un avión militar y de la frase “Ayer lanzó nuevo misil que cayó en mar japonés”, el embajador norcoreano dice: “Este es un artículo que les debe gustar mucho a los estadounidenses”. Pese a ello, afirma que este tipo de hechos “nunca van a resquebrajar las relaciones con el pueblo peruano”. Lazos que tienen ya varias décadas.

—Los inicios del vínculo—
En agosto de 1975, durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, Lima fue sede de la V Conferencia de Ministros de los Países No Alineados, movimiento que inicialmente agrupaba a las naciones que tenían una posición neutral durante la Guerra Fría.

En esta reunión, las dos Coreas solicitaron su ingreso al grupo, pero solo se admitió a Corea del Norte. Corea del Sur fue rechazada porque, según los cancilleres presentes, había ayudado a Estados Unidos en la guerra con Vietnam. Kim Hak-chol explica que, como tal decisión se tomó en nuestra capital, su gobierno decidió entablar vínculos con el Perú.

El país asiático estableció entonces una oficina comercial en San Isidro, en la que –según reportó El Comercio en la época– se gestionó la compra y venta de armas al Gobierno Peruano. En mayo de 1987, la agencia norcoreana sufrió un atentado: tres sujetos dejaron 50 cartuchos de dinamita en el frontis del inmueble, que resultó seriamente dañado. Nunca se supo a qué grupo terrorista pertenecían.

(Foto: Archivo Histórico El Comercio)
(Foto: Archivo Histórico El Comercio)

—Lazos diplomáticos—
Recién el 15 de diciembre de 1988, el gobierno de Alan García inició relaciones diplomáticas con Corea del Norte, por lo que ese país dispuso la instauración de una embajada en Lima. Fuentes de la cancillería sostienen que el Perú tomó esa decisión para dar “un trato equilibrado a las dos Coreas”.

El objetivo, dicen, era “contribuir a un proceso de reunificación pacífica de las mismas”, ya que desde la guerra que las separó en 1950, ambas naciones viven en constante tensión. Mario Vargas Llosa ha ensayado una versión diferente: en su libro de memorias “El pez en el agua”, cuenta que García reconoció entonces al gobierno de Kim Il-sung para “impedir, o al menos dificultar, los intercambios económicos del Perú con Corea del Sur".

“Con aquel gesto, Alan García también pagaba favores recibidos por él y su partido de aquel régimen. (...) Que el gobierno de Kim Il-sung había dado ayuda financiera a la campaña de Alan García era algo que se daba por hecho”, narra Vargas Llosa.

—Destino: Pyongyang—
Kim Hak-chol es embajador en el Perú desde el 2013, luego de haber servido en Cuba y Venezuela. Su sede diplomática se ubica en la cuadra 3 de Guillermo Marconi, en San Isidro (paradójicamente, a solo dos cuadras de distancia de la Embajada de Corea del Sur).

El diplomático dice que ocasionalmente recibe a un puñado de peruanos interesados en viajar a su país. “Este año, no ha habido solicitudes de visa, pero unas diez personas se acercan anualmente. En Pyongyang, las puertas están abiertas porque conocemos mucho de ustedes. De Machu Picchu, del cebiche, de la Pastorita”, dice.

norcorea
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—La estrella andina—
María Alvarado Trujillo, conocida artísticamente como Pastorita Huaracina, es toda una celebridad en Corea del Norte. La cantautora de música andina, quien falleció en el 2001, viajó en siete ocasiones a Pyongyang. En cada una de sus visitas fue recibida por las máximas autoridades.

Su hija Luz Romero cuenta que la intérprete siempre era invitada a participar en el Festival de la Amistad de Abril, donde se presentaba con el nombre artístico Perú. “Ella viajó entre 1982 y 1998. Era tan apegada a Corea del Norte, que aprendió el idioma y le dedicó una canción”, señala.

En uno de sus primeros viajes, narra Romero, Kim Il-sung le regaló un reloj de oro a la cantante. Luego, cuando ella murió, una delegación norcoreana visitó su casa en Lima para realizar un documental sobre su vida. “Llegaron y estaban muy consternados, como si alguien muy cercano hubiese fallecido. Ni en el Perú mi madre fue tan reconocida por las autoridades”, indica.

(Foto: Archivo personal)
(Foto: Archivo personal)

—El viajero chalaco—
Entre mayo y junio del 2016, el jurista Abraham Ramírez visitó Pyongyang, luego de viajar en avión durante 17 horas hasta Beijing (China) para luego abordar un tren hacia la capital norcoreana. Allí fue recibido por el director de la Oficina de Ciencia y Tecnología y por la prensa local que, según explica, conocía a detalle su labor como director del diario “El Callao” y como investigador.

“Soy un libre pensador y quería saber qué pasaba en este país. Quedé impresionado por sus periodistas tan preparados, por su ciudad tan limpia y ordenada. Aunque, en cierto punto, sentí que estaba viendo lo que ellos querían que viera”, agrega.

Ramírez se hospedó en el hotel Yanggakdo, que cuenta con un restaurante giratorio en su piso más alto. El gobierno le asignó un guía y un intérprete para los recorridos programados con asiática puntualidad, en los cuales visitó los monumentos básicos de la capital norcoreana (la torre Juche, el Arco del Triunfo) y algunos centros tecnológicos. Sin embargo, él quería ver realidades distintas.

"Un día me levanté como a las 7 de la mañana. Sabía que a unas ocho cuadras de mi hotel había un barrio peligroso y nada turístico. Obligué a mi guía a que me acompañara a ese lugar. Fuimos, recorrí las calles, que se asemejaban a las de Surquillo, y vi la otra cara de Pyongyang: gente sin oficio, holgazaneando en las calles, sin el orden que había visto días atrás en el centro de la ciudad", indica Ramírez.

—“Estén tranquilos”—
A través de varios comunicados, la cancillería peruana ha condenado los ensayos misilísticos realizados por Corea del Norte en las últimas semanas. “Lamento que se rechacen las pruebas de mi país y no las provocaciones de Estados Unidos. Los peruanos deben estar tranquilos porque nosotros no iniciaremos la guerra”, concluye Kim Hak-chol. Tras ello, deja el periódico con la inquietante portada sobre la mesa y ofrece una Coca-Cola como agradecimiento por la visita.

(Foto: Archivo Histórico El Comercio)
(Foto: Archivo Histórico El Comercio)

El Apra y Norcorea—
En marzo de 1988, El Comercio informó en portada sobre la compra de 20 mil fusiles automáticos y 13 mil proyectiles por parte del gobierno de Alan García a Corea del Norte. Dos años atrás, en 1986, este Diario reportó también la adquisición de 10 mil escopetas y 3 millones de municiones al país asiático.

Pero ese no es el único vínculo conocido. La Comisión de la Verdad y
Reconciliación (CVR), en su informe final, señaló que algunos jóvenes que luego formaron parte del denominado Comando Rodrigo Franco “fueron enviados a Corea del Norte para ser entrenados en seguridad de dignatarios y manejo de armas”.

Asimismo, el sociólogo Nelson Manrique relató en una columna periodística el viaje que realizó Alan García a Pyongyang en 1983, así como la visita de una delegación aprista –encabezada por el dirigente Carlos Roca– que se reunió con Kim Il-sung. Más recientemente, el aprista José Gordillo, ex alcalde de Breña, declaró a Kim Jong-un ciudadano ilustre del distrito. Sucedió en el 2012.

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