Hace 40 años, un tenebroso monstruo extraterrestre se sumaba a la selección de antihéroes del cine: ¡Feliz cumpleaños querido Alien!
“Alien, el octavo pasajero”, es una película que en sus casi dos horas de duración, condensa con maestría el terror y el suspenso, bajo la batuta del cineasta británico Ridley Scott, quien luego comandaría cintas como Blade Runner (1982) y Gladiador (2000).
Mientras la terrorífica criatura espacial aparece, se esconde y aniquila, la música de Jerry Goldsmith, además, acompaña la historia con la cadencia y la fuerza que reclama cada secuencia. Su aporte marcaría la diferencia.
El guion, de Dan O'Bannon, nos cuenta una historia de horror espacial: la nave Nostromo, con sus siete tripulantes retorna hacia la Tierra, pero una extraña alerta en sus computadoras lo llevan a un planeta desconocido.
Allí el misterioso ser se camufla en el organismo de uno de los astronautas, quienes reinician su viaje hacia nuestro planeta, sin imaginar que pronto lo verían irrumpir desde las mismas entrañas de su compañero.
Estrenada en Estados Unidos, el 25 de mayo de 1979, el viscoso engendro se convirtió desde esa fecha en uno de las figuras de terror más recordadas por los cinéfilos, así como Ellen Ripley (Sigourney Weaver) en una de las heroínas más reverenciadas por su fortaleza ante la adversidad.
“Tan espectacular que le cortará el aliento”, decía el aviso publicado en El Comercio, el día su primera presentación en salas peruanas, el 24 de enero de 1980, ocho meses después de su aparición en Estados Unidos. Así demoraban las producciones hollywoodenses en aterrizar por nuestros lares.
La película era anunciada en technicolor y para mayores de 18 años, en los cines Tacna, Alcázar, San Felipe, Perricholi, Francisco Pizarro, Porvenir, Independencia, Fantasía y Porteño.
“La película que ha batido record de emoción”, promocionaba el aviso, e incluía la frase que le puso un sello distintivo al filme: “En el espacio nadie escucha su grito…”.