Pelé, el rey del fútbol.
Pelé, el rey del fútbol.
Carlos Batalla


Nació y vivió en un entorno difícil. Era la barriada Tres Corazones, en el Estado de Minas Gerais, Brasil, donde lo vieron nacer un 23 de octubre de 1940. Su padre, conocido como “Dondinho”, fue un jugador de fútbol que llegó a estar en el club Fluminense, pero una lesión lo terminó hundiendo en el anonimato. Su revancha fue a través de su pequeño hijo, a quien llamó Pelé.

Ese niño brilló desde muy temprano en el Santos y fue en Vila Belmiro donde demostró sus dotes naturales para el arte del balompié. En el club albo firmó su primer contrato profesional en 1957, a los 17 años; pocos meses después fue convocado a la selección nacional con la que asistiría al mundial sueco en 1958.

Pelé repitió el plato mundialista en Chile 1962, Inglaterra 1966 y México 1970. En Chile y México, así como lo hizo en Suecia, destacó como el principal artífice de la coronación mundial, logrando el tricampeonato. El 18 de julio de 1971, la estrella del Santos se retiró de la selección nacional.

Dejó el Santos, llegó al Cosmos

Parecía que el mítico Pelé iba a jugar toda su vida en el Santos, pero en 1974, a los 34 años, dejó el equipo brasileño y partió a los Estados Unidos de América. Allí recaló en el nuevo y millonario club neoyorquino Cosmos.

Su presencia en tierras norteamericanas fue deportiva y publicitaria, pues el gobierno estadounidense buscaba promover la práctica del balompié en el país y halló en él la figura global que requerían. Pelé no podía rehusar una oferta que implicaba recibir, por una temporada de soccer, un sueldo similar al que obtuvo en casi toda su trayectoria de 20 años en el Santos.

En el Cosmos jugó como un ídolo de 1974 a 1977; con más precisión, jugó allí hasta el 1 de octubre de 1977. Hace exactamente 40 años. Ese día, en el Giants Stadium, jugaron los dos equipos, los únicos, en los que se desempeñó el rey del balón: Santos y Cosmos.

Pelé demostró su talento futbolístico durante más de 20 años.
Pelé demostró su talento futbolístico durante más de 20 años.

Faltaban pocos meses para el mundial de Argentina 78, en ese ambiente futbolero todos se enteraron cómo el rey -o también la “Perla Negra”- jugó su último partido oficial. La emoción se vivió en los últimos minutos del encuentro y tras el pitazo final, el abrazo de su compañero en el Cosmos, Carlos Alberto, dio la vuelta al mundo.

Setenta y cinco mil “súbditos” del Rey estuvieron en las gradas del estadio de los Gigantes. La Gran Manzana se conmovía entera, mientras todos en el estadio gritaban eufóricos el nombre de Pelé, nombre que significaba “a pie limpio”, y que era la forma en que el niño Edson jugaba en un inicio, descalzo y con pelota de trapo en su complicado Tres Corazones.

La emoción del rey

Fue un suceso deportivo global, en tiempos de preinternet, con numerosos periodistas de más de 60 países. El mundo fue testigo de las palabras de un Pelé, quien antes del partido, y con un inglés modesto, expresó: “Estoy muy feliz de estar aquí con ustedes y quiero aprovechar esta oportunidad para que, por favor, ayuden al desamparado, y particularmente a la niñez necesitada en todo el mundo”.

El rey del fútbol fue inimitable.
El rey del fútbol fue inimitable.

Pelé era puro nervio y emoción. Su voz temblaba y la humedad invadió sus ojos, sin embargo tuvo aun fuerzas para pedir, en medio de la cancha, a todo el público que grite tres veces una misma palabra: “Love, love, love”. Lo acompañaban su padre “Dondinho”, las autoridades políticas y deportivas brasileñas, y hasta el presidente estadounidense Jimmy Carter y la estrella del boxeo Muhamed Alí, el campeón mundial de peso pesado.

Con flores en los brazos, Pelé recibió el saludo de los jugadores que iban a disputar el partido. Todos ellos pasaron a dar sus saludos al rey. Con un largo desfile de jóvenes de las ciudades circundantes concluyó la ceremonia.

El último gol

El partido comenzó animado. A los 14 minutos, el Santos sorprendió al Cosmos con un gol del defensa Reynaldo. Antes de que acabara el primer tiempo y en plena lluvia, el propio Pelé logró el empate con un tiro libre ejecutado desde 30 metros de distancia. Un derechazo fabuloso. Fue el gol 1.281 del rey (en 1969 logró el gol 1.000 en un partido Santos-Vasco da Gama).

Pelé recibió una despedida sencilla y tranquila, como fue su vida deportiva.
Pelé recibió una despedida sencilla y tranquila, como fue su vida deportiva.

En el intermedio, hubo danzas brasileñas que alegraron al público, donde la samba y el carnaval acapararon las gradas y los pasillos de los Gigantes. En ese momento Pelé se quitó la camiseta del Cosmos y se la entregó a su padre, para iniciar con ello el Museo Pelé en Brasil. Luego, un jugador del Santos, Roberto, le dio la camiseta del Santos. La única e irremplazable camiseta con la que el astro terminó de jugar el partido.

Un detalle adicional: al cambiar de camiseta, lo reemplazó en el Cosmos un peruano, Ramón Mifflin, quien no solo destacó en el encuentro, sino que además anotó el gol vencedor: 2-1 acabó lo que fue, para muchos, el partido más triste de la historia.

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