Se autodefine periodista. Su cara ya es conocida. Magaly Medina (34) llega a la cita con Somos muy apurada, con el pelo mojado, maquillada, quejándose de no haber tenido tiempo de ir a la peluquería. Luce una minifalda negra, tacos y un polo drapeado color lila. Fuma tabaco. Tiene una oficina en ATV, un celular que suena a cada rato, un equipo de chismosos que la mantiene al tanto de cuanto resbalón se permite tener la gente famosa, y un ejército de enemigos que viene aumentando desde que dejó la crítica de televisión en el semanario Oiga, para convertirse en la actual conductora de un espacio dedicado a la farándula, en ATV. Fiscal de la moral como las viejas limeñas que acompañan el chisme con el comentario hurticante, llega a comparar una relación extra matrimonial -un acto consentido entre adultos finalmente- con una violación. ¿Cuál es el límite y cuánto el daño? No le importa que la odien, no le importa que la insulten públicamente, no le importa lo mal que se puedan sentir sus víctimas cada vez que ofrece al público una de sus tantas cartas bajo la manga. Con ustedes: su versión.
- Si la prensa escrita te hizo malévola, la televisión te está haciendo diabólica? ¿Tú presencia física te da más seguridad?
No sé, yo escribía mejor cuando nadie me conocía, con más libertad. El estar en televisión es un poder monstruoso, lo que yo escribía antes le importaba a un grupo de gente, ahora parece importarle a todo el mundo y eso un poco que me da cierto temor.
- ¿Qué sentiste el domingo pasado cuando leíste la columna de La Tía Clota en Expreso?
Oye, me lo han comentado pero no he leído todavía, alguien me llamó para solidarizarse conmigo y decirme que la tía Clota me había destrozado pero yo decía ¿qué ha dicho?
- Bueno, te ha dicho choclona, que eres más fea que el fenómeno del Niño y algo así como que tu sonrisa le recuerda al hipódromo.
Ya.
-¿Qué sientes?
Eso me lo hacen llegar a través del correo electrónico, de cartas, hay gente que me escribe fascinada con el programa pero también hay gente que me escribe diciéndome esas cosas. Pero esto no es nuevo para mí, en Oiga recibí cosas peores, estoy vacunada contra eso porque además no estoy vendiendo un rostro bonito, me interesa un pepino que les disguste. Seguro además que lo escribió un hombre, en televisión estamos acostumbrados a ciertos cánones de belleza, qué pena pues si yo no encajo en eso. La gente me cree, la gente me ve, si a algún grupo reducido le disgusta mi rostro pues qué pena, que cambie de canal.
- Has dicho a La República y a Caretas que eres una persona inteligente. ¿De qué tipo de inteligencia hablabas?
La de las personas que, además de tener un coeficiente normal, se han cultivado con experiencias, con lectura, con vivencias.
- Dijiste también a Caretas, respecto a la gente del espectáculo que “mientras ellos persistan en portarse mal”...¿qué es portarse mal?
Creo que se tomó un poco...no fue la frase exacta, ni que fuera yo la mamá de los artistas, que se porten mal si quieren, para mí mejor...
- Esa actitud moralista te ubica a la retaguardia más que a la vanguardia.
No, porque yo no juzgo, no soy moralista para nada, yo soy una mujer muy de los noventa y bastante desinhibida con mi propia forma de ser, ¿por qué habría de asombrarme?, no me asombra. Cuando mostré el video de Paul Martin lo mostré divirtiéndose, no juzgué, miren cómo se divierte y punto.
- Cuando dices que Gisela y Roberto son los más antipáticos, que la hija de Gisela es la más gorda, que Chibolín es el más huachafo...¿no los juzgas?
Odio las calificaciones, por eso ya trato de no hacerlas porque la gente cuando viene a entrevistarme quiere que califique y yo no tengo por qué calificar, pero a veces caigo en el juego, y es algo que sí pues, no debo hacerlo.
- Has dicho que cuando recién entraste a la televisión te pidieron bajar el tono.
Eduardo Guzmán me llamó y me dijo que yo iba a hacer crítica de televisión en televisión. Me pareció novedoso pero cuando empecé a hacerlo no gustó, entonces antes que saliera al aire me dijo que mejor me metiera en espectáculos y me convenció de hacerlo. Ahí siempre sale la vena y él me pedía que bajara el tono, que bajara el tono.
- Y después te pidieron que lo subieras otra vez.
Cuando entra la nueva administración y me ofrecen el programa me dicen que no quieren a la Magaly Medina light, que quieren que sea como yo quiero, mordaz como era en Oiga.
- ¿Por plata baila el mono?
No, lo único que ellos me ofrecieron es el programa y me dicen que les gustaría que volviera a ser la de antes. Acá hay mucha libertad, yo no consulto la estructura del programa con nadie, a tal punto el canal es así que Cecilia Valenzuela me ha hecho una entrevista bastante cruda, cosa que me agradó profesionalmente. Yo no soy una persona sumisa ni de vainas, peleo, hago respetar mis derechos y soy capaz de agarrar mis chivas e irme.
- Te gusta criticar a la gente de huachafa, de poco elegante...
Yo no los critico, ¿ah?
- Sueles decir cosas como que la decoración de Susy Díaz no es elegante.
Ah sí, ja ja.
- Un video de Paul Martin borracho, bailando calato, publicado sin su consentimiento, ¿es elegante?
No, pero es noticioso.
- Cuando Paul se quejó dijiste que él te lo debería agradecer porque gracias a ti estaba “en el candelero”. ¿No eres más bien tú la que quiere estar en el candelero?
No, ustedes me han puesto en el candelero, toda esta prensa chicha.
- ¿Me estás diciendo prensa chicha?
No, ustedes no, ustedes no, me refiero a la prensa chiquita ésta que todos los días digiere y vuelve a repetir lo mismo y lo transforma y lo agranda y vuelve a hacer de las suyas, ellos me han puesto en el candelero, pero yo pasaría desapercibida felizmente.
- ¿Qué diferencia hay entre tus reporteros y los paparazzis de los que trató de huir Diana de Gales?
Acá es más informal la cosa, acá no perseguimos a nadie porque no tenemos equipo, infraestructura, ni siquiera tenemos equipos como los de Contrapunto, lapiceros, cámaras minúsculas, nosotros entramos con nuestra camarota y vamos a sitios públicos.
- ¿Eres consciente del daño que haces?
¿En qué sentido hago daño?
- Revelando asuntos muy personales de gente del espectáculo.
Acá no estamos acostumbrados, todo el mundo tilda a los artistas de víctima y a quienes hacemos esto de victimarios, y no es así porque el periodismo de espectáculo funciona así en todo el mundo, yo no lo he inventado, y todo el mundo sabe que cuando tienes una vida pública pierdes un poco tu vida privada, y es así, yo no lo escribí.
- ¿No hay nada dentro de ti que te pida no ser tan cruel?
¿Yo acaso le he dicho a Alejandro Guerrero, por ejemplo, que tenga una relación extra matrimonial? Yo no juzgo, vienen y me cuentan las cosas, yo no juzgo. Es noticia, eso se hace en política también.
- Hay que estar plenamente consciente de que no se tiene rabo de paja para jugar con fuego de esa manera.
Ay, a los periodistas de espectáculos de Estados Unidos no creo que los persigan ¿no?, somos elementos de la noticia, somos informadores. Pero sí, todos tenemos rabo de paja.
- Especulas acerca de la vida privada de la gente muchas veces sin pruebas, tienes un estilo parecido al de El Bocón con el caso del futbolista seropositivo Esidio, de quien se dijo tenía SIDA sin fundamentos.
Yo no traté eso ligeramente, para nada.
- Pero digamos que has tratado otros temas con ligereza, como es el caso de el embarazo de una periodista a quien llamas “destructora de hogares” por involucrarse con un hombre casado. ¿No es tan grave como el caso de Esidio?
En todo caso es grave lo que ellos hacen, tú qué vas a decir si un tipo violó a una chica, ¿dirías que es grave que lo publiquen?
- No estamos hablando de un crimen.
Pero es en torno a una persona conocida, muy famosa en el medio. Si sabes qué hay detrás de la historia ¿por qué no contarla? Lo sabes, tienes gente que te está informando, tienes gente en la que confías.
- ¿Tú crees que alguien confíe en ti?
Mis amigos.
- Tienes un trabajo parecido al de los agentes del SIN, pero sin arriesgar tu pellejo como lo arriesgan ellos ¿no?, nunca vas a acabar como Leonor La Rosa, por ejemplo...
De repente, quién sabe ¿no? Hay gente muy poderosa en el espectáculo, yo no sé qué me espera con esta denuncia de Alejandro Guerrero, todo el mundo sabe que él maneja muy buenos vínculos con el SIN, muy buenos vínculos con gente oscura y sórdida, yo no sé lo que me pueda pasar.
- Si te gusta esa oscuridad, esa sordidez, por qué no eres más...
No me gusta la sordidez, me gusta la labor que hago, me gusta el periodismo y los periodistas no siempre estamos haciendo cosas bonitas, si eliges la labor del periodismo como yo la elegí estás expuesta no sólo a eso porque no es lo primero que he hecho en mi vida.
- Tú le llamas periodismo al chisme.
¿Tú crees que sólo hago chisme?
- Sí.
Si tú crees eso es tu opinión, pero yo creo que hago periodismo, que el chisme es sólo parte de lo que hago.
- ¿Eres consciente de que ni siquiera tu público va a salir en tu defensa si te metes en problemas?
El público nunca defiende nada, ¿si a ti te botan tus compañeros van a sacar la cara por ti? Acá la gente no defiende nada, tú te defiendes sola, y si voy a estar esperando que la gente me ame, me quiera, me defienda, estoy loca pues, hay que ser realistas, si me quemo, si me hacen algo es mi responsabilidad, nadie me va a defender.
- Quizás eso te produce placer pero ¿no has sentido que estás cavando tu tumba?
¿En qué sentido cavando mi tumba?
- Volviéndote una especie de portadora del mal, destruyendo como destruyes.
Me estás pintando un panorama realmente desolador y te juro que yo no lo veo así de desolador, porque también hay cosas positivas en lo que se hace, o sea, es todo un programa con reportajes, que fulanita, que Maritza Picasso es hogareña, y lo que la gente recuerda es un par de cosas que dije puntualmente o algo que se hizo, y eso, para ellos, es todo el programa.
- No sólo lo recuerdan, sino que es lo único que quieren ver. Tú dices al comienzo que ya viene el caso de tal periodista embarazada, que vas a revelar quién es el padre, y la gente se mira todo el programa esperando que pronuncies ese nombre para concentrarse. Lo que ellos quieren ver es esa crueldad que repartes a diestra y siniestra, con una sonrisa además ¿no?
Maldad... maldad... maldad... alguien tiene que hacerlo, me tocó a mí. Después van a seguirme, ya hay periodistas haciendo lo que yo hago, tratando de imitar cada paso que hago.
- ¿Y eso te enorgullece?
No, porque creo que cada cual debe buscar su estilo propio, ser creativo a su manera pero no tratar de imitarme, de repente yo soy un mal ejemplo a seguir.
(*) Esta entrevista fue publicada en la revista Somos el 21 de febrero de 1998)