La fotógrafa y artista Vilena Figueira está convencida que son las dudas y no los aciertos los que te hacen avanzar en la vida. Así fue como nació su pasión por la fotografía. Su primer contacto con “esa caja mágica” hizo que Vilena se preguntara cómo hacer para que sus fotos se parecieran a las de las revistas. Estudió comunicación social porque era la carrera más afín. Su ingreso a la fotografía profesional ocurrió cuando renunció a un excelente trabajo en el campo publicitario. Era cuestión de tiempo para que Vilena comenzara a explorar en los archivos fotográficos de su natal Venezuela.
Vilena Figueira es considerada una de las expertas más importantes en el área de la conservación fotográfica. En 1996 comenzó como laboratorista en el archivo fotográfico de la Biblioteca Nacional de Venezuela. Al poco tiempo asumiría su jefatura. Es en este tiempo que algunas personas acudían a ella para preguntarle cómo podían conservar sus fotos.
Cuéntanos tu experiencia dictando estos talleres.
En los talleres enseño las nociones y las normas de conservación y preservación, hago prácticas de limpieza. Además les doy a conocer las normas que rigen en caso quieran convertir su archivo en un banco de imágenes. Son talleres muy técnicos, pero he tenido experiencias muy interesantes y personales. Este es el caso de una de mis alumnas que había tenido una mala relación con su padre. Al redescubrir el álbum con fotos de su papá sonriendo con ella y sus hermanas llegó a la conclusión de que él la había querido mucho. Al día de hoy se han reconciliado.
Me parece muy importante las referencias al pasado para una persona. El archivo familiar conmueve mucho. Uno empieza creyendo que va a hacer un acto de limpieza normal, pero hay una metáfora cuando tu pasas la mano para limpiar la foto de tu abuela y de tus ancestros. Siento que de una manera esa conexión física con la imagen hace que la persona construya nuevas relaciones de memoria en su interior. He dictado estos talleres en Venezuela y Colombia.
¿Por qué no cuidamos nuestra memoria?
Una vez conocí a una viuda que botó el archivo fotográfico de su esposo porque consideraba que la fotografía fue más importante para él. Los afectos están mezclados con la fotografía que ejerce un encanto sobrenatural con respecto a cómo uno se puede relacionar con un objeto. Se están perdiendo fotos, pero a la vez está creciendo la cantidad de personas que le importan más los archivos. Hay una frase que acuñé: “los procesos de rescate de la memoria solamente surgen a partir de un sentimiento de pérdida”. Son procesos de reconstrucción de la historia.
¿Podrá sobrevivir la cantidad de información que produce una persona?
Hace tiempo quise recordar mi infancia viendo un video del grupo Menudo. Sin embargo, no pude hacerlo porque estaba borroso. Así que en mi cuenta de Instagram escribí “mis recuerdos son píxeles”. No se puede guardar todo, eso es imposible. Cuando tienes a tu cargo una colección tienes el deber, en tu ámbito de responsabilidad, de aplicar el criterio de lo que merece ser guardado con más ahinco y empeño. Los custodios de colecciones son sumamente importantes. Son las personas que tratan directamente con la memoria fotográfica del mundo.
¿Crees que los archivos fotográficos de prensa siguen vigentes?
El archivo fotográfico de prensa te da la opción de tener muchas imágenes inéditas. Ahorita consumimos lo nuevo. Este consumidor voraz de imágenes está pidiendo imágenes nuevas y eso solo están en los archivos fotográficos. Hay un valor monetario, pero también un valor intrínseco de comunicación, de conexión con el mensaje. Las grandes cadenas periodísticas están digitalizando para generar lo que llamo productos culturales como libros o hasta foros de discusión. Por ejemplo, el New York Times invitaba a curadores para elegir fotografías. Son lecturas temáticas transversales que se le hacen al archivo. Invita a un niño de 12 años y te dará otra visión. Buscará lo que le interese.
¿Qué es la custodia?
Surge de ese detonante emocional que se llama “ansiedad de la memoria”. Para entender porque me ponía nerviosa con respecto a los archivos fotográficos, tuve que racionalizarlo. Es un personaje que hace reflexionar sobre la importancia de las personas que trabajan en los archivos. La custodia no solamente es el verbo custodiar sino la persona que está allí. Para interpretarla estudio los gestos corporales.
Siempre son dos fotografías: una conmigo y otra no. La idea es entender que esa figura puede irse del lugar, pero el archivo siempre permanecerá. En la primera foto, donde aparece el personaje, siempre hay un objeto o una referencia que ella manipula. En la otra solo aparece el objeto porque esa persona dejó algo de sí después que se fue. Es la representación de una labor.