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La historia del mochilero alemán que llegó al Perú luego de estar preso en dos países árabes por ser confundido con un espía estadounidense
En enero de 1965, Helmut Hettenhaussen llegó a nuestro país después de recorrer Europa, Asia, Oceanía y parte de América. Su sueño era conocer nuevas personas, otras culturas y diversas lenguas para luego escribir un libro.
Horas después que el boxeador peruano Mauro Mina le ganara al estadounidense Bobby Stininato en el ring del Estadio Nacional de Lima, una increíble historia se conoció en todo el país. El 11 de enero de 1965, El Comercio entrevistó a Helmut Hettenhaussen, un mochilero alemán que llegó al Perú como parte de su recorrido por todo el mundo.
El joven europeo llevaba años viajando por diversos países con la finalidad de conocer nuevas personas, otras culturas y diversas lenguas para luego escribir un libro. Sin embargo, su camino no fue fácil. Este lo inició con solo 17 dólares en el bolsillo. También estuvo preso en dos países árabes tras ser confundido con un espía americano y ser considerado comunista. El alemán se ganaba la vida arreglando máquinas y siendo profesor. Esto debido a que hablaba seis idiomas.
Todo comenzó la mañana del lunes 11 de abril de 1960, cuando Helmut Hettenhaussen, con solo 24 años de edad, abandonó su natal Hamburgo, Alemania, para cumplir su sueño de recorrer el mundo como mochilero. El radiotécnico alemán quería conocer nuevas personas, otras culturas y diversas lenguas. Tenía la idea de plasmar sus experiencias en estos lugares en un libro.
De esta manera, el joven europeo emprendió un largo viaje con solo 17 dólares en el bolsillo. No obstante, sabía que sus habilidades para reparar cualquiera aparato eléctrico y su dominio de seis idiomas (hablaba alemán, inglés, español, francés, sueco y árabe) le permitiría mantenerse con vida en cualquier nación. Su deseo de experimentar nuevas aventuras no le haría bajar los brazos ante las adversidades.
Tras salir de su ciudad, Hettenhaussen recorrió Europa a pie y en toda clase de vehículos. Luego, llegó a Turquía e Irak, en donde estuvo en la cárcel por unos días después de ser confundido con un espía americano. Lo mismo le pasó en Irán. En ese país lo metieron a prisión por unas semanas porque creyeron que era comunista. Sin embargo, esto no lo haría detenerse.
El especialista alemán siguió su recorrido y visitó Afganistán, Pakistán, India, Nepal, Sri Lanka y Singapur. A esta última nación asiática llegó escondido como “pavo” en un barco, en donde también trabajó como mecánico por seis meses. Después, se fue a Malasia, Tailandia, Cambodia, Vietnam, Indonesia y Timor Oriental. Luego, se mudó a Australia. Allí trabajó solo un año. Su travesía siguió en Nueva Zelanda, Filipinas, Hong Kong, Corea del Sur y Japón. En el “país del Sol Naciente” fue profesor de inglés por seis meses.
Posteriormente, viajó a Estados Unidos como marino en un barco noruego. Luego, visitó Canadá, Alaska, México y gran parte de los países de Centroamérica. Tras ello, pasó por Colombia, Ecuador y llegó al Perú. En nuestro país, habló con El Comercio el 10 de enero de 1965.Ahí le contóal cronista del diario decano que su idea era ir a Brasil y acabar en el sur de África. En ese continente trabajaría por “un año para poder visitar todos sus países” y retornar a Alemania a acabar su carrera de Ingeniería Electrónica.
Hettenhaussen explicó que este larguísimo recorrido lo hacía para cumplir su sueño de escribir un libro que lo titularía: “Yo vi el otro lado del mundo”. También reveló que en Nicaragua conoció a su compatriota Dietmar Heiden, de 25 años de edad. El casual encuentro se dio cuando ambos vieron banderas de su país colocadas en sus mochilas mientras estaban en una estación de botes de la capital nicaragüense.
Heiden le contó a este diario que había salido de Münster, capital de Wesfalia (Alemania) en agosto de 1962. Esa vez, viajó a la ciudad de Saint Paul, Minnesota, Estados Unidos, como parte de un intercambio estudiantil. Allí estudió Agronomía en la universidad de ese estado. Tras terminar su carrera, se fue a California, en donde trabajó más de seis meses. Luego, se marchó a Centroamérica para conocer la realidad socioeconómica de sus países.
El ingeniero agrónomo acompañó a Helmut en su alocada travesía desde que se conocieron. Sin embargo, luego de estar en nuestro país, se fue a Inglaterra. Es por ello que Hettenhaussen siguió solo su trayecto por algunos países sudamericanos y africanos. No se supo nada más de él. Tampoco se conoció si llegó a escribir el libro. Es así como empezó la increíble historia de este viajero alemán que estuvo preso en dos países árabes y llegó al Perú hace más de 50 años.
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