Ese matadero primigenio estaba en una de las primeras calles fundadas en el “Damero de Pizarro”, muy cerca del actual Palacio de Gobierno. Tradicionalmente, esa arteria urbana ha sido conocida como “Rastro de San Francisco”, por su proximidad a la iglesia franciscana. Pero en la Lima colonial la llamaban “Cuadra de la Pescadería”.
En una nota curiosa publicada el lunes 22 de junio de 1964, El Comercio se empeñó en la idea de precisar dónde se ubicaba exactamente esa “primera carnicería de Lima”. Se trataba, pues, de la segunda cuadra del actual jirón Ancash, a media cuadra del Palacio de Gobierno y a pocos metros de la iglesia de San Francisco de Lima.
Según Juan Bromley Seminario, en su libro clásico de los años 60, Las viejas calles de Lima, la popular cuadra era lugar de residencia durante el siglo XVI del “maestre de campo D. Antonio de Ribera; y el oidor Hernando de Santillán”; y un frente de esta calle (frente norte) era, además, propiedad del Concejo de Lima, por ello se estableció allí “la carnicería mayor de esta ciudad”, sentenció Bromley.
Los documentos coloniales de Antonio Román de Herrera Maldonado de 1633 señalaban, además, que allí mismo se encontraba la “casa de alhóndiga (un local que servía de depósito y venta de trigo, maíz y cereales varios, que luego desaparecería), dos tiendas de pulpería, y una casa y tienda, que son en la calle que llaman de la Pescadería y va al Convento de San Francisco y a la vuelta por la plazuela del dicho convento hasta el Corral del Concejo”.
De esta forma, la actual cuadra 2 del jirón Ancash, la que parte del bar Cordano y llega hasta la esquina con el jirón Lampa, fue escenario del “primer matadero de ganado vacuno y el primer rastro o local de venta de carne, matadero que subsistió allí hasta el año 1568 en que se trasladó, por razones de sanidad y ornato, al barrio de San Lázaro”, cuenta Bromley.
Cuando se extinguió este primer matadero de la Ciudad Jardín, como se dijo hacia 1568, luego de estar en la vida diaria de los limeños prácticamente desde la fundación de la ciudad en 1535, se estableció en ella un “nuevo rastro”; por eso motivo se le llamó luego, hasta fines del siglo XVIII, calle del “Rastro de Vaca”.
Ya en tiempos de la República (siglo XIX) esa cuadra dos del actual jirón Ancash cambió de nombre al de “Rastro de San Francisco”, con el que llegó contemporáneamente a nosotros debido a la iglesia limeña que adorna su vista.