Nueve expresiones claves en el diccionario cusqueño
Una de las cosas más ricas de vivir en un lugar diferente es darse con las pequeñas diferencias. A continuación, comparto con ustedes un utilísimo diccionario de usos y expresiones cusqueñas que son el decir cotidiano en la mágica ciudad del Inca.
1. Aumentito
El “Aumentito” es lo que conocemos como la “Yapa”. La diferencia es que el Aumentito no es algo que se pide, sino algo que generosamente te ofrecen, generalmente porque le caíste bien a la casera. Su dinámica es interesante: en algunos lugares está como institucionalizado, por ejemplo, los puestitos ambulantes de desayuno, o las emolienteras, que dan aumentito siempre. Aprendí mirando que cuando terminas tu porción solo das el vaso, sin pronunciar palabra, y te darán tu aumentito. El aumentito suele ser la mitad de la porción total. El aumentito también se da en el mercado, cuando compras tu kilo de papas y te dan una más de cortesía como para que vuelvas.
2. ¿Vas a ir pero?
Esta me costó entenderla, pero un buen amigo me la explicó simple: “pasa el pero adelante y ya está”. Es decir, “¿vas a ir pero?” Se traduce como “pero vas a ir ¿no?”. A mí al comienzo me descuadró porque no entendía que hacía el pero ahí y en realidad no me gusta cómo suena. Pero Cusco enseña que hay mil maneras de hacer las cosas y si quieres poner el pero al final de todo está bien.
3. Papa con lechuga más
Un clásico: ponerle el más al final. Este me gusta porque realmente funciona como “más”, suena a que adiciona. Típico que vas al mercado y pides tu cebolla, tu papa, tu zapallo y tu lechuga más. También se aplica a personas, por ejemplo: voy a tu casa con mi hermana más.
4. Mami, Papi
Tu casera del mercado es tu mami y tú eres su papi. La mamá de tu amigo también es tu mami, incluso su novia es tu mami. Y tú eres el papi de tu amigo. Todos acá son “papi” y “mami” de alguien, en diferentes circunstancias, y nadie se paltea porque mami no tiene nada que ver con “mamacita” o “mamita rica”, sino con mamá y todo el amor que viene con eso.
5. El sufijo que hace todo más bonito
Acá no escuché jamás Carlita, Josecito o Jorgito, sino Carlacha, Josecha y Jorgicha. Lo primero que aprendí del poco quechua que sé es que el sufijo “cha” es el diminutivo y cuando se vuelve “chay”, por ejemplo en Manuchay, es como “Mi Manuelito”.
6. El mundo con la A y la U
Hay un conjunto de palabras que me fascinan, que comparten vocales y grandiosamente suenan a lo que quieren decir. Son: “Alalau”, para el frío, “Añañau”; cuando algo te parece lindo; “Achachau” cuando la fregaste; “Achacau” cuando te golpeaste o te chancaste la mano con la puerta; “Atatau” cuando tienes miedo. Se podría hacer un libro de todo esto.
7. Inkaria
Aléjate de esto. Se le conoce como la bebida del Inca, pero en realidad es un macerado cualquiera de 30 hierbas y raíces que te dejará destruido al día siguiente con la peor resaca de tu vida. Si alguien sugiere un “Inkaria” no le hagas caso, sigue en tu ruta a tu hotel, a menos que quieras tener una noche en que no sabes si has bebido mucho o has ingerido alguna sustancia psicoactiva que te pone medio Inca. Ni se te ocurra olerlo siquiera si tienes tu tour a Machu Picchu o tu vuelo de vuelta en la mañana. Olvídate. Y menos tomes agua al día siguiente aunque arda tu barriga como el infierno, porque -nadie entiende, el agua te emborracha de nuevo. La peor mañana de mi vida contra una de las mejores noches. ¿Lo haría de nuevo? Sí.
8. En ahícito
Se usa cuando es ahí, pero más ahí todavía. Sirve para ser más específicos en la ubicación de algo. Aunque a veces se usa para lo contrario (¿?): ahícito puede ser lejazos y te dicen que es ahícito para que camines nomás, confiado de que falta poco. Típico cuando te perdiste, sea en la ciudad, pero más en el campo, y te dicen que “ahícito nomás hay un camino que sale a la pista”. Sobre estas mentiras blancas hay un montón para hablar. Nunca creas cuando a la señora de campo te dice que falta “media hora para llegar”. No te está mintiendo: de hecho falta media hora, pero a su ritmo. La gente de campo camina veloz y sin parar por horas, así que el tiempo que te digan multiplícalo por tres, por lo menos.
9. Tupananchis kama
Frase quechua que quiere decir “Hasta nuestro próximo encuentro”, se usa, como se imagina cuando la gente se despide. Tiene internamente esta cuestión de desear volver a verse y encontrarse. Por alguna razón esta frase me mueve y cuando alguien me despide así siento pena pero sobre todo muchas ganas de volver a ver a esa persona.