Los nuevos espacios de sociabilización
La crisis actual ha visibilizado la importancia de una vivienda digna, no solo como lugar donde habita la familia, sino también como entorno construido y social. En este sentido, el espacio público es fundamental para la interacción espontánea entre los habitantes. Allí se tejen lazos de confianza y tienen lugar las actividades que van más allá del ámbito familiar.
El libre acceso a los espacios públicos es una de sus características resaltantes, si se trata de que cumplan su función y acojan un uso democrático. Sin embargo, desde la década de 1990 Lima ha sufrido el cierre progresivo de sus otrora espacios públicos. Esto, por múltiples causas; principalmente, el miedo al otro y la inseguridad, que el Estado no ha sido capaz de afrontar. Se suma la exaltación del individualismo, de acuerdo con lo que el filósofo polaco Zygmunt Bauman llama las “relaciones líquidas”, es decir, efímeras y poco permanentes.
La privatización ha incidido no solo en los espacios públicos. En las viviendas colectivas, ha hecho nacer una nueva tipología residencial: los “condominios cerrados”, sobre todo en la Lima tradicional y zonas periféricas. Los espacios entre bloques de vivienda han perdido su condición de espacio de libre acceso conectados a la ciudad. No obstante, siguen cumpliendo un papel importante como lugares de sociabilización. Esto porque, aunque de manera distorsionada, reproducen la vida en comunidad de la ciudad tradicional. Les toca, además, un rol fundamental como alternativa de uso y convivencia, toda vez que el área interna de la vivienda nuclear ha sufrido una reducción considerable.
Es importante, entonces, darle una mirada a lo que sucede al interior de estos conjuntos de viviendas. Sin duda, el planeamiento de los nuevos lugares de sociabilización incide de manera categórica sobre cómo la gente se relaciona, siente y usa sus espacios, y sobre el sentido de pertenencia a estos y al barrio.
Los arquitectos debemos prestarles atención a las características generales de la organización de tales espacios, a las vías y la forma como se conectan. Un espacio principal cerca del ingreso y con la mayor parte del equipamiento, por ejemplo, es capaz de generar la sensación de ser el lugar de congregación de la comunidad. Esto creará un sentimiento de cohesión, al permitir que las personas se conozcan y reconozcan por el simple hecho de transitar por allí. Se logra, así, un alto sentido barrial. Por el contrario, si todos los espacios cuentan con similar tamaño e importancia, y los equipamientos se dispersan sin una lógica en el conjunto, es posible que solo se alcance un sentido de pertenencia al espacio contiguo a la vivienda nuclear, y que se sienta que es solo para quienes viven más cerca. Esto limitará el ingreso y la circulación, así como la posibilidad de generar prácticas barriales que favorezcan el respeto mutuo, la convivencia armoniosa y la toma de decisiones colectivas.
Nuestra postura es crítica frente a la fragmentación de la ciudad. Sin embargo, creemos en la necesidad de entender cómo se desarrollan los espacios abiertos en las nuevas tipologías residenciales. Espacios que han adquirido importancia entre las formas de interacción en la sociedad contemporánea, y que, en el contexto actual, cobran especial relevancia porque se ha visibilizado su valor como dispositivos para el mejor desenvolvimiento de la vida diaria.
Cynthia Seinfeld Lemlig
Estudio: TANDEM ARQUITECTURA