¿El hombre llegó a Sudamérica en una sola ola migratoria?
A 100 kilómetros de la ciudad de Huánuco y a 4.000 metros sobre el nivel del mar, se encuentran las cuevas de Lauricocha. Fue aquí donde a fines de la década de 1950, el ingeniero agrónomo peruano y aficionado a la arqueología, Augusto Cárdich, halló parte del esqueleto de cuatro adultos y siete niños que tenían una antigüedad aproximada de 9.000 años.
Hoy, esos huesos serían la clave para entender cómo se pobló esta parte del continente americano…
Primeros pobladores americanos
Hasta fines del siglo XX, la teoría del poblamiento tardío de América era la más aceptada por la comunidad científica. Esta teoría indicaba que, hace unos 13.500 años, un grupo de individuos procedentes de Siberia cruzó el estrecho de Bering y llegó a Alaska. En ese entonces, la Tierra pasaba por una gran glaciación que bajó el nivel del mar, generando un “puente” entre Asia Oriental y América del Norte.
Sin embargo, a fines de la década de 1970, el antropólogo estadounidense Tom Dillehay descubrió en el yacimiento arqueológico de Monte Verde, cerca de Puerto Montt en Chile, algunos artefactos humanos que datan de hace 14.600 años. Este hallazgo cambió por completo el paradigma del poblamiento de América, ya que la migración de los primeros humanos a nuestro continente se habría dado miles de años antes de lo que se creía.
Además, el hallazgo de Monte Verde plantea la posibilidad de que el hombre americano podría tener otros orígenes distinto al asiático.
[Aquí pueden leer una excelente historia sobre Monte Verde]
Y ahora —como para añadir más controversia a este asunto—, un reciente estudio presentado el mes pasado en el encuentro anual de la Sociedad Americana de Arqueología, sugiere que el poblamiento de Sudamérica se dio a través de una sola ola migratoria, a pesar que existen evidencias de que hubo al menos dos, como por ejemplo: cráneos de más de 5000 años de antigüedad que tienen una forma muy parecida al de los grupos melanesios (en Oceanía) y no a los del norte asiático.
Huesos de Lauricocha
Para resolver parte de este misterio, el Dr. Lars Fehren-Schmitz de la Universidad de California Santa Cruz, pidió permiso al Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia Natural del Perú para hacer una nueva datación y realizar un análisis genético de cinco esqueletos de las cuevas de Lauricocha.
Los resultados fueron inesperados. Los huesos de una mujer y de un niño tenían 9.000 años de antigüedad (tal como se había determinado anteriormente). Sin embargo, el tercero y el cuarto correspondían a dos hombres que vivieron hace 2500 y 2300 años, respectivamente. El quinto esqueleto fue de un hombre que no pudo ser datado debido a su mala condición.
Al analizar el ADN mitocondrial de los esqueletos, el cual se usa para reconstruir la historia evolutiva o genealógica de una población, se vio que las cinco personas descienden de una línea materna que es común entre los indígenas antiguos y modernos de Norte y Sudamérica.
Por otro lado, el análisis genético de los cromosomas Y de los varones revela que todos ellos derivan de un linaje que surgió en una región alrededor del estrecho de Bering hace 17.000 años, el momento más aceptado de la migración de los primeros pobladores americanos.
Todos estos datos apuntan a que los antiguos pobladores de Lauricocha descienden directamente de los primeros seres humanos que atravesaron el estrecho de Bering y que habrían llegado a Sudamérica en una sola ola migratoria.
Discrepancias
Este hallazgo ha abierto un nuevo debate. Para Tom Dillehay, la brecha de 5000 años que hay entre los primeros asentamientos humanos que él encontró en Monte Verde y los habitantes Lauricocha deja la puerta abierta para otras migraciones.
Por ello, Fehren-Schmitz y su equipo están haciendo un análisis genético de los huesos hallados en antiguos asentamientos humanos en la región amazónica, donde los cráneos presentan una forma más parecida al de los pobladores melanesios, para tener una imagen más completa del pasado de nuestro continente. Estos análisis mostrarían también como se adaptaron los antiguos humanos al nuevo mundo, especialmente, a la vida en la altura y al cambio de dieta en base al maíz, papa y otros cultivos.
Vía | Nature News