Final Fantasy XIII
Final Fantasy XIII fue lanzado para el Xbox 360 y el PlayStation 3 hace más de un mes. Las reseñas iniciales del juego no han sido del todo favorables para este título, a diferencias de otras entregas de la serie. A continuación, el análisis respectivo.
Esperé un tiempo para escribir esta reseña. Y si bien aún no termino el juego, creo que las más de 30 horas que he pasado junto a los personajes recorriendo los escenarios me permiten tener una opinión adecuada sobre él. Ahora sí, empecemos.
ANDA AL PUNTO AMARILLO
Me enfrenté al juego con temor. Las primeras reseñas que aparecieron en Internet, tanto sobre la versión japonesa como la americana, criticaban duramente la excesiva linealidad del juego y los personajes irritantes con que contaba. Yo, un fanático de la serie y que había seguido su desarrollo por más de tres años, temía desilusionarme. Quizás por eso empecé el juego con cautela, sabiendo que en 15 o 20 horas el juego se me abriría y volvería a andar en chocobos, hacer sidequests y grindear hasta conseguir los últimos poderes de todos los personajes. Es decir, todo lo que me había hecho feliz en las versiones pasadas. Pasaron 18 horas y la linealidad continuaba. Sin embargo, algo había cambiado: me gustaba esa linealidad.
Final Fantasy XIII es un story driven game, es decir, está enfocado en la historia. No nos permite explorar a nuestro gusto diversas ciudades italianas para cumplir con nuestros objetivos o cuatro distritos gigantescos de una ciudad para jugar bowling, hacernos ricos o volar en helicópteros; nada de eso, nos obliga a centrarnos en la historia y lo que trae esto consigo. La idea era sencilla, solo bastaba avanzar hasta el punto amarillo que estaba en el minimapa y un nuevo cinematic empezaría. No había qué pensar, solo seguir el punto amarillo. Eso sí, para llegar a él, había que luchar contra soldados, flanes y otros bichos raros. Estos combates poco a poco adquieren más complejidad y terminan por ser uno de los puntos más fuertes del juego, como lo desarrollaré más adelante en este análisis.
Ahora, como dije, luego de un tiempo, el mundo se abre y podemos explorar un nuevo mundo a nuestro antojo. Sin embargo, luego de tantas horas de andar siguiendo un punto amarillo y ser espectadores de una historia que cada vez se pone más interesante, ¿qué es lo que queremos hacer? En mi caso, continuar siguiendo el punto amarillo.
FANTASÍA CONOCIDA
La historia de Final Fantasy XIII nos pone en el papel de seis personajes que por diversas razones se llegan a conectar. Ellos tienen la misión de salvar el planeta de la destrucción. Las razones de este conflicto son un poco confusas al principio, pero poco a poco se llega a entender mejor; además, se puede revisar lo que va pasando a través de los textos resúmenes de la historia que podemos acceder desde el menú.
Los personajes del juego siguen siendo los estereotipos clásicos de los RPG japneses, listos para convertirse en los próximos disfraces en las convenciones de anime o de videojuegos. Algunos llegan a ser un poco molestos por su personalidad (o incluso por su timbre de voz), pero no hasta un punto crítico. Eso sí, el personaje principal, Lightning, está muy bien logrado y nos muestra a una chica seria, agresiva y que ha tenido un pasado difícil. Uno de los grandes aciertos del juego.
¿La historia de Final Fantasy XIII llega a estar a la altura de la serie? Sí, no es una historia espectacular, pero llega a mantenernos enganchados por más de 30 horas. Y eso, es bastante.
GRAN PRODUCCIÓN
Los gráficos y la banda sonora del juego son espectaculares. Tantos años de producción sirvieron de mucho y Final Fantasy XIII es uno de los juegos más vistosos de esta generación. Los videos, vistos en alta definición, dejan a cualquier con la boca abierta, más aún con la gran cantidad de estos a lo largo del juego. El sonido también está muy bien logrado y las melodías que acompañan cada parte del juego son de las mejores de la serie, en especial aquella de los combates. La canción principal, Kimi Ga Iru Kara fue también una buena elección. Con estas baladas japonesas no hay pierde.
CAMBIO DE PARADIGMA
El sistema de juego sigue siendo el mismo. Controlamos a un personaje en una vista libre y avanzamos por los distintos escenarios. Podemos acceder a un menú dentro y fuera de las batallas y los ítems siguen siendo los mismos (Potion, Phoenix Down, Holy Water, etc). Lo que sí ha cambiado es el sistema de combate y el manejo de las armas.
El nuevo sistema de combate está basado en una mezcla del sistema ATB (usado en FF VII, por ejemplo) y el sistema de Jobs (como fue el caso de FF VI). Esta unión ha dado como resultado el sistema Paradigm Shift. De esta manera contaremos con una barra que se va llenando conforme pasa el tiempo, y de acuerdo a la cantidad de bloques de acciones que se vayan completando, podremos realizar acciones (cada acción tiene un costo de “bloques”). No hay maná, y los Summons ahora son llamados Eidolons. Esto suena simple; sin embargo, la complejidad aparece con la introducción de los Paradigms.
Cada Paradigm corresponde a una de las 6 clases disponibles, que se diferencian de cada una en las acciones que nos permitirán realizar. Así, un guerrero (o Commander, para ser exactos) se diferencia de un Medic en que no podrá “curar” a sus compañeros a través de hechizos mágicos, pero sí causar más daño. Podemos cambiar la clase de nuestros personajes durante las batallas las veces que queramos y prácticamente, en el momento que queramos. Ahí estará la dificultad y uno de los aspectos más divertidos del juego.
El tema de las armas es uno de los puntos más bajos del juego. No solo es algo confuso, sino que no causa un gran impacto en él, como sí sucedía con otros juegos, en donde las habilidades de las armas eran cruciales. La idea es combinar diversos materiales a las armas que iremos encontrando en el camino para hacerlas más fuertes. Esto lo tendremos que hacer en los Save Points, ya que no existen ciudades con tiendas de armas disponibles.
CONCLUSIÓN
No sé si fue por mi predisposición o por las ganas que tenía por jugarlo, pero lo cierto es que Final Fantasy XIII me ha gustado bastante. La linealidad no solo la he soportado, sino que me ha llegado a gustar. Si bien ese era uno de los atractivos principales de la serie, este giro que le ha dado Square Enix no me ha disgustado. Se sigue sintiendo un Final Fantasy, y el nuevo sistema de batalla brilla por sí mismo. No es un juego perfecto ni mucho menos, pero es muy bueno. Lo recomiendo.
Aquí les dejo un video del gameplay.