Suicidal Tendencies - 13 - Suicidal Records - 2013
Los verdaderos grandes del crossover están acá con un disco demoledor e inolvidable. Oigan el nuevo clásico del grupo. Suicidal Tendencies está entre mis bandas favoritas de los 80, aunque la verdad, les perdí la pista un poco luego de los primeros 90. Para mí siempre fueron la banda crossover por antonomasia. Recuerdo haberle dado mil vueltas a mi copia en cassette del debut de la banda de allá por 1983 (por supuesto yo los escuché mucho después, acabando la década). El Join the Army fue para mí otro de mis favoritos y luego en los 90 me llamó la atención, como algo nuevo el proyecto Infection Grooves en el que participaron algunos integrantes de la banda, algo ya funky.
Desde Art of Rebellion (1992) no tenía contacto con el grupo para nada. Los vi en un documental, Get Thrashed, y claro sabía que como muchas bandas ellos seguían en la carretera de la música fuerte. Sin embargo por ahí me enteré que habían sacado un larga duración después de más de 10 años y decidí descargarlo (ya me lo pedí por Amazon) para ver qué tal andaba y me he encontrado con un tremendo disco que nada (o muy poco) tiene que envidiar a aquellos trabajos ochenteros que los hicieron memorables.
No disertaré acá acerca de la decrepitud de los gigantes del género, pero es una gran alegría para mí que una de mis bandas favoritas de todos los tiempos esté con una salud tan envidiable. El disco transpira una energía juvenil que parece mentira que estos tipos se acerquen ya al medio siglo de vida (bueno, el cantante, los demás son bastante nuevos en el grupo, aunque no jovencitos). Acá está todo lo que los hizo grandes. La fuerza hardcore unida a esas melodías torcidas y vitamínicas que hacían que casi todos sus temas fueran virtualmente adictivos. Que se te metiesen por debajo de la piel y los pusieses una y otra vez. Y claro la conciencia sociopolítica, siempre fueron muy políticos.
Repasando instrumento por instrumento lo primero que se destaca es el inquebrantable líder de la banda Mike Muir, conocido como Cyco Myko, vocalista carismático y efectivo que nuevamente hace gala de esas voces llenas de personalidad que entonando como punk, hacen thrash metal de calidad. Nunca tuvo un gran espectro pero sí mucha presencia y la producción del disco la realza con efectividad. Además en varios momentos (como Show Some Love…Tear It Down) los coros suaves típcos del crossover que tienen ese tono paródico que le confiere esa atmósfera a este subestilo caen a pelo.
En el plano de las guitarras no está ya su clásico lead Rocky George sino una dupla, Dean Pleasants y Nicko Santora en casi todos los temas, pero en Shake It Out”, “God Only Knows Who I Am”, “Who’s Afraid?” y “Cyco Style aparece Mike Clark el guitarrista clásico de acompañamiento de los discos de los 80 que le sigue dando a las seis cuerdas con la misma garra, tanto que esos temas han quedado como los más thrasheros. El trabajo resulta muy homogéneo en todo ese apartado a lo largo del disco.
El bajo siempre ha sido especial en Suicidal, por la veta funk que siempre ha estado allí para explotar. Recordemos que el hoy Metallica, Rob Trujillo, militó en esa posición en los mejores discos de la banda y por ese trabajo debió ser reconocido para reemplazar a Newsted (de hecho su incorporación siempre me llamó la atención). Ahora las cuatro cuerdas las esgrime Steve Brunner, pero Josh Paul (quien fue su bajista en los 90) lo hace en un tema, This Ain’t A Celebration, y aunque sigue la línea clásica de la banda con esos cambios y ritmos asincopados que intermitentemente asaltan los temas no lo hace con la misma frescura que Rob. Aún así, lo hacen muy bien; ambos.
La percusión acá está a cargo de tres personas, aunque la verdad no noto ningún bajón en ninguno de los temas así que creo que han buscado músicos muy competentes que la verdad no conozco ni de oídas, se trata de Ron Brunner, Erick Moore y Dave Hidalgo Jr (hijo del cantante del grupo Los Lobos, los de La Bamba ¿se acuerdan?). Por la ductibilidad a la hora de tocar thrash creo que deben estar muy entrenados en el Jazz.
Pero lo mejor de todo no es esto sino los temas. Muy logrados, todos con personalidad y nada reiterativos con los del pasado, son muy buenos temas nuevos dentro de un mismo estilo. De gran pericia técnica pero no por eso cerebrales o gélidos, sino gancheros y efectivos. Con ese saborcillo de fines de los 80, cuando el metal se atrevió a tocar otros estilos pero sin desnaturalizarse aún sino enriqueciéndose. Claro todos sabemos lo poco que duró. Pero para mí ha sido un gran reencuentro con un gigante del pasado que sí vale la pena seguir oyendo. Veo lamentablemente que el disco salió en marzo y que en el Metal Archives nadie se ha molestado en comentarlo ni rankearlo. Es obvio que no ha suscitado la respuesta que merece. No lo dejemos pasar se trata de un disco mayor, no una curiosidad.
Para el recuerdo