A 25 años del hallazgo del señor de Sipán
La ocasión era propicia para conversar con el hombre que hizo historia hace exactamente 25 años. El 26 de julio de 1987 el arqueólogo peruano Walter Alva y un grupo de sus colaboradores pudo ver los primeros vestigios de un gran señor moche, en el pueblo de Sipán en el distrito de Zaña, en Lambayeque. Fue la primera noticia positiva del Perú en años que dio literalmente la vuelta al mundo. Detalles de esa historia nos la cuenta el propio Alva en una entrevista en exclusiva para Huellas Digitales.
¿Cómo aprecia desde el presente ese hallazgo del 26 de julio de 1987?
Definitivamente Sipán ha tenido un gran impacto y ha marcado un hito muy importante en la arqueología, la cultura y el turismo en la región Lambayeque. En el plano académico ha cambiado radicalmente el entendimiento de lo que fue la cultura Mochica, ha enriquecido los conceptos sobre estructura social, política; y también el arte, la tecnología y hasta el pensamiento religioso. Fue la primera tumba intacta que se conoce de un gobernante del antiguo Perú.
¿Qué tipo de impacto ha tenido en otras investigaciones?
Algunos especialistas han hablado ya de un ‘antes y después de Sipán’. Creo que lo más importante es que el modelo de Sipán ha marcado la pauta de una arqueología nacional. Antes de Sipán la mayoría de proyectos eran por temporadas, básicamente manejados -con todo respeto- por extranjeros. No había proyectos nacionales, y menos de larga vigencia. El Estado no visualizaba aún la idea de que un proyecto arqueológico podía ser importante.
La identidad que generó Sipán reforzó el cambio de actitud de la comunidad.
Claro, y esta a su vez obligó al arqueólogo a dejar de ser totalmente científico y académico, y pensar en una arqueología social, que significa inclusión de la población en los trabajos, y ver esto también como parte del desarrollo. Poner en valor un monumento ya es darle también un valor de uso social y económico positivo.
Pero el descubrimiento de Sipán fue en un contexto histórico complicado para el país…
Sí, ahora es mucho más fácil tener recursos para la investigación arqueológica. El año ’87 la arqueología en el Perú era una ciencia de pocos especialistas y no parecía tener mucha trascendencia para la comunidad. Estaba Machu Picchu posicionado como destino turístico, pero no existían otros más. No olvidemos que en ese tiempo el descubrimiento de Sipán fue la única noticia peruana que dio la vuelta al mundo en una época muy difícil para el país.
Finalmente, doctor Alva, ¿cómo observa el aporte de la empresa privada en los proyectos arqueológicos?
Debemos recordar que Sipán y los otros proyectos que se han dado en el norte son, en gran medida, producto del apoyo privado, o de uno mixto entre el Estado y la empresa. Sipán empezó con un apoyo del Estado y de la empresa Backus, y luego recibimos aportes también de organismos internacionales. En realidad, estos 25 años han sido una etapa larga pero muy productiva. Espero que todo sea como un estímulo para que el Estado nos siga apoyando.
(Carlos Batalla)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio