Auschwitz, la sucursal del infierno
Hace 70 años, el 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas ingresaron al campo de exterminio de Auschwitz y encuentra los rastros y sobrevivientes del sangriento drama que vivieron las víctimas del Holocausto. En Huellas Digitales, hacemos un repaso por las fechas, personajes y momentos que marcaron este triste y macabro episodio de la historia de la humanidad.
Durante un oscuro tramo del siglo XX, en medio de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el fanatismo ideológico quebrantó las leyes que rigen los enfrentamientos bélicos, como el convenio de Ginebra de 1929 sobre prisioneros de guerra.
Este pensamiento extremista tuvo sus espacios de experimentación en los campos de concentración y exterminio. Uno de ellos fue Auschwitz, donde murieron entre 1,2 y 1,5 millones de personas; aunque los servicios secretos rusos indican cifras que bordean los cuatro millones.
El drama de Auschwitz se escenificó en Europa, paradójicamente el continente más civilizado y moderno, en lo que hoy es Polonia, exactamente a 60 kilómetros al oeste de Cracovia. Allí, entre los alambres de púas, la muerte aniquilaba a hombres, mujeres y niños, condenados por su origen racial, opción sexual, pensamiento político, debilidad mental o limitación física.
Primero existió Auschwitz I, construido en 1940, donde iban los prisioneros políticos polacos. Luego, en un terreno adyacente se levantó Birkenau o Auschwitz II, donde se empezaron a producir las matanzas en masa. Cuando los prisioneros entraban a la ducha, en realidad una descarga de Zyklon B, el gas venenoso aplicado por los nazis, terminaba con la vida de todos. Pero cuando efectivamente se les permitía bañarse, hasta se les daba jabón, un jabón elaborado con la grasa de los que ya habían sido cremados.
Entre sus barracas, hornos crematorios, duchas de gas venenoso y chimeneas del horror, se montó una perversa maquinaria de destrucción del espíritu y el cuerpo, de sometimiento y humillación; se castigó a la esencia de la persona, y en cada una de ellas a la propia humanidad. En 1941 eran asesinadas 2.000 personas por día. En 1944 se llegó a la aterradora cifra de 6.000 personas cada 24 horas.
El 27 de enero la Organización de las Naciones Unidas conmemora el Día de las víctimas del Holocausto, como una forma de mantener en la memoria colectiva este triste y macabro episodio de la historia de los hombres, para eliminar cualquier indicio de una repetición, que en este caso sería más que una ofensa, sería un oprobio.
El hallazgo
Durante su avance hacia Alemania, una unidad del ejército soviético, encabezada por el comandante Anatoli Shapiro, se topó en territorio polaco con los campos de concentración que había en los alrededores de Oswiecim (Auschwitz en idioma alemán). Ante sus ojos estaban las sobrecogedoras pruebas del Holocausto.
En este lugar a los prisioneros se les obligaba a trabajar hasta morir, aunque en la puerta principal una frase rezaba: “El trabajo te hará libre”. Los soldados rusos pudieron ver las alambradas de espino por donde pasaba la corriente de alta tensión.
Las fuerzas nazis, presionadas por el indetenible avance ruso, procuraron ocultar sus crímenes. Pero fue imposible desaparecer las pruebas de semejante masacre. Aunque las cámaras crematorias y de gas fueron destruidas, los prisioneros sobrevivientes pudieron relatar su pesadilla.
En estos campos de muerte, además de asesinatos y torturas, se realizaban experimentos médicos con seres humanos, como los que llevó a cabo el macabro doctor Josef Mengele.
En 1947 las autoridades de Polonia transformaron parte de los campos en un museo. Y en 1979 recibieron la condición de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Las fechas
El 15 de setiembre de 1935 se dan las “Leyes de Nuremberg”, colocando a los judíos como ciudadanos de segunda clase. El 9 de noviembre de 1938 se produce la “Noche de los cristales rotos”, un ataque masivo a negocios y sinagogas de la comunidad judía en Alemania. El 15 de noviembre de 1940 se establece el Gueto de Varsovia.
El 15 de setiembre de 1941 se obliga a cada judío a llevar una “Estrella de David” amarilla en el brazo como identificación. El 20 de enero de 1942, en la conferencia de Wannsee, se decide la “Solución Final”, es decir la eliminación sistemática de los judíos. El 1 de noviembre de 1944 Heinrich Himmler ordena la suspensión de las ejecuciones masivas ante la llegada de los soviéticos.
El 27 de enero de 1945 el Ejército soviético se da de bruces con el dantesco infierno en Auschwitz.
Los personajes
Adolfo Hitler, nefasto conductor del nacionalsocialismo, plasmó en su libro “Mi lucha” sus primeros conceptos sobre la discriminación racial. Ya en el poder se apuró por llevarlos a la realidad. Fue el autor intelectual del genocidio.
Rudolf Hoss (no confundir con Rudolf Hess) fue comandante del Campo de Auschwitz entre 1940 y 1943. Organizó la eliminación de los prisioneros. Al finalizar la guerra intentó huir, pero fue detenido, juzgado en Nuremberg y sentenciado a morir ahorcado. Auschwitz fue el lugar escogido para su ejecución.
Josef Mengele, conocido como el “Ángel de la muerte”, fue la antítesis del doctor que salva vidas. Fue médico jefe del campo de concentración de Auschwitz entre 1943 y 1945. Sus infames indagaciones científicas incluyeron experimentos con niños gemelos y personas con deformidades. Terminada la guerra huyó a Sudamérica y murió en Brasil en 1979.
Los números
En Auschwitz fueron muertos por gas entre 1,2 y 1,5 millones de personas, la mayoría judíos. De estos unos 400.000 eran de origen húngaro. En 1944 se llegaron a matar a 6 mil personas por día. Fueron asesinados cerca de 20 mil gitanos. Solo 2.819 sobrevivientes hallaron los soldados rusos al llegar al campo de exterminio. Auschwitz II tenía una extensión de 175 hectáreas.
Así informó El Comercio
Una de las primeras notas aparecidas en El Comercio en que se menciona a Auschwitz data del 25 de abril de 1945, a pocos días de la rendición total de Alemania.
El texto es el testimonio de una mujer llamada Alexandra Dutiewic, quien narra lo siguiente: “En la víspera de navidad, en el año 1941 y en Auschwitz, los alemanes levantaron un gran árbol de pascua en el centro del campamento. Luego, los guardias de élite reunieron a un grupo de mujeres cristianas a medio vestir, y las obligaron a montar guardia en medio de un frío tremendo, mientras camionadas de hombres y mujeres de raza judía completamente desnudos tenían que desfilar una y otra vez alrededor del árbol”.
(Miguel García Medina)
Fotos: Agencias – Archivo Histórico El Comercio
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