Can y la posible llegada de su ex vocalista Damo Suzuki a Lima
A finales de los años 60, en la ciudad alemana de Colonia, el bajista Holger Czukay y el tecladista Irmin Scmidt, dos alumnos del notable compositor vanguardista Karlheinz Stockhausen, se aliaron con el baterista de jazz Jaki Leibzeit y el joven guitarrista Michael Karoli para formar Can, una de las bandas más singulares e influyentes de la segunda mitad del siglo XX.En una época en que la experimentación era ley en el rock, los cuatro integrantes de Can elaboraron una música incomparable e inigualable, valiéndose de un puñado de ideas que los diferenciaron para siempre del resto de sus contemporáneos.
Para empezar, su deuda con el rock fue siempre tangencial y nunca estuvo en el centro de su propuesta: los ritmos de Jaki Leibzeit tenían más en común con la sincopada precisión de los percusionistas de bossa nova que con los atronadores redobles de John Bonham. El guitarrista Michael Karoli nunca se valió del feedback, del gigantismo blusero o de la digitación prodigiosa para abrir nuevos caminos en la historia del instrumento de las seis cuerdas. Por su lado, Holger Czukay se concentró en la repetición obsesiva de frases de aliento funk que lo sitúan en el mismo estilo de los bajistas del Miles Davis más eléctrico, como Michael Henderson, por ejemplo. Finalmente, el tecladista Irmin Schmidt supo elaborar texturas que más tarde servirían de inspiración para bandas tan distintas como Suicide y New Order.
El resultado de esta aleación fue una música mutante, tan parecida al jazz como al rock sicodélico, tan cercana al ‘ambient’ como al bossa nova. Pero el arma secreta de Can, a lo largo de sus tres discos clásicos (“Tago Mago”, “Ege Bamyasi” y “Future Days”) fue un cantante de origen japonés llamado Damo Suzuki.
Este pequeño y volátil vocalista supo improvisar líneas de voz que se ajustaban a la música de manera flexible e impredecible, creando frases repetitivas que se enroscaban en los hipnóticos ritmos de Czukay para luego aullar desde lo alto de los tambores de Leibzeit como si se tratara de un chamán enloquecido por el ritmo. Nunca en el rock se había escuchado algo así y nada parecido ocurriría en mucho tiempo. Hasta 1978, para ser exactos, porque John Lydon se apropiaría de algunas claves de Suzuki para su disparar su primer proyecto solista después de los Sex Pistols: Public Image Limited. 20 años más tarde, Thom Yorke haría lo mismo.
En fin. Escribo esta nota porque ha empezado a circular el rumor de que Damo se daría una vuelta por Lima durante la gira sudamericana que realizará a finales de marzo y comienzos de junio de este año. Esperemos que nada lo detenga y que los melómanos conscientes no dejen de asistir a la llegada de una verdadera leyenda de la música de vanguardia del siglo que se fue. Mientras tanto, tres canciones para apaciguar el oído. Cambio y fuera.
Can
“Paperhouse”(1972)
Can
“Bring me coffee or tea”(1972)
Can
“Moonshake” (1973)