Rock moderno
Desde hace dos décadas Spoon se esfuerza en ampliar y quebrar los límites del rock, inyectándole inteligencia al pop y diversión a la vanguardia.
En el mundo del rock dieciocho años puede ser mucho tiempo para seguir haciendo discos interesantes. A los Beatles sólo les tomó ocho grabar su discografía completa. Los Stooges cambiaron el curso de la música en dos años. Los Sex Pistols en dos meses.
Por eso no deja de resultar admirable, por no decir bizarro, que la banda tejana Spoon lleve más de dieciocho años grabando discos sin aferrarse a una fórmula rentable en la zona de confort que tantos grupos prefabricados ansían alcanzar. De lo que se trata aquí es de retar la imaginación y quebrar los límites entre el pop y la vanguardia. Nada menos.A mediados de los años 90, cuando las compañías discográficas buscaban grupos independientes para llenar el vacío dejado por Nirvana, Spoon firmó con Elektra. Después de un único disco, el interesante “Series of Sneaks”, la banda fue expulsada de la compañía, un hecho que Britt Daniel, cantante, guitarrista y compositor del grupo, usó para escribir dos canciones que se convirtieron en el single: “The Agony of Laffitte/Laffitte Don’t Fail Me Now”, dedicado al ejecutivo que propició la salida del grupo de la compañía.
Tras ese gesto de revancha artística la banda firmó con Merge, sello independiente para el que grabarían una serie de discos reveladores, exigentes, extraños y curiosamente adictivos: el perversamente dulce “Girls Can Tell” (2000), el minimalista y agresivo “Kill the Moonlight” (2003), el sombrío “Gimme Fiction” (2005), el oblicuamente luminoso “Ga Ga Ga Ga Ga” (2007) y el reciente, quizás narcótico, “Trasnference” (2009).
Cada uno de los discos de Spoon posee una atmósfera particular, un sonido, una estrategia que hace difícil definir de manera general la música de la banda. ¿Qué es lo que encontramos en todos? En primer lugar, la voz de Britt Daniel, áspera y distante, como la de un robot que fuma más de lo recomendado por el técnico. Es una textura sugestiva y amenazante que se desplaza sobre una red de guitarras eléctricas entrecortadas, pianos tambaleantes, bajos de pulso discotequero y una batería contenida conformada por maracas, panderetas y bombos implacables, como si Moe Tucker hubiera pasado de Velvet Underground a los Rolling Stones en la época de “Emotional Rescue”.
Velvet, Eno, Iggy Pop, Pixies, las referencias están allí, pero nunca como modelos a seguir, sino como material disponible para edificar nuevas estructuras, nuevos diseños, apuntando hacia un futuro al que Spoon sigue empecinado en llegar. Desde hace dieciocho años nos llevan varios discos de ventaja.
“I Turn My Camera On”
“Sister Jack”
“I Summon You”
“The Underdog”
“Written in Reverse”
Foto portada: rishi989