¿Qué pasó con MGMT?
El inesperado desvío que estos emblemáticos sicodélicos del nuevo milenio tomaron mientras recorrían la autopista a la posteridad
Han pasado dos años desde que el dúo integrado por Ben Goldwasser y Andrew VanWyngarden debutase en el precario universo de los lanzamientos discográficos con un plato digital llamado “Oracular Spectacular”. El disco, el primero que el dúo editaba bajo la sigla MGMT, sonaba como algo que no habías antes, pero, a la vez, como música pop sumamente familiar. En las canciones se intuían ecos de grandes discos de sicodélica factura, desde los canónicos “Pet Sounds” y “Magical Mystery Tour” hasta placas más recientes como las caleidoscópicas “Soft Bulletin” y el primer largo de Fleet Foxes. Aunque lo más sorprendente de la obra en cuestión es que a pesar de su obvia densidad instrumental muchos de los surcos se convirtieran en hitazos de la temporada, como “Time to Pretend”, “Electric Feel” y “Kids”, para mencionar solo algunos.
Como bien sabemos, “Oracular Spectacular” se convirtió en un clásico instantáneo, conjurando viejos espíritus tribales, exuberancia sesentera, hedonismo de discoteca de ultratumba y matices electrónicos de inevitable modernismo. El espíritu de los tiempos parecía haber sido capturado por este par de imberbes neoyorquinos casi de casualidad y sin saberlo. Pero la intención poco importaba. El resultado y sus consecuencias te llenaban los oídos de bulliciosa y excitante contemporaneidad.
Foto: AP
Finalmente, el esperado segundo disco de MGMT llegó a las bateas de las discotecas y al plano astral de los discos duros de todo el mundo. Pero la secuela que estos dos pastrulos, ahora ayudados por una banda real en lugar de sus propias pistas superpuestas en el estudio, dista mucho del placentero misterio que la primera placa nos invitaba a compartir. En esta ocasión, ayudados por el ex Spacemen 3 Sonic Boom los MGMT nos traen un disco (título: “Congratulations”) en el que las canciones se mantienen en un mismo plano sonoro con voces de dopada inexpresividad y melodías que no logran empezar ni acabar con los gestos de exultante alegría creativa que sobraban en el nunca sobrevalorado “Oracular Spectacular”
¿Qué pasó? Algo parecido a lo que habría sido en la carrera de los Beatles continuar “Sargeant Pepper” con “Let it Be”. En fin, con “Congratulations” pasamos del lisérgico terreno de lo inexpresable a la pizarra bidimensional donde cada cosa es llamada por su nombre. En resumen: demasiados minutos y bits para tan poca música memorable. ¿En qué se habrán gastado el presupuesto? Parecían ir camino a una banda sonora de Hollywood y ahora parecen otro grupo de culto del submundo independiente.
Dos temas del primer disco:
“Kids”
“The Youth”