Alan Courtis en Lima: No existe una forma única para apreciar el ruidismo
Alan Courtis es un artesano de la improvisación sonora. Es fundador del grupo Reynols y una de las referencias ineludibles en el circuito de música experimental, no solo en Latinoamérica sino en el ámbito internacional.
Ha regresado a Lima para ser parte del Festival De-Generado, organizado por el sello Buh Records, donde se presentará este viernes 22 de julio junto a Manongo Mujica, Teté Leguía, entre otros músicos. La sesión especial será en El Dragón de Barranco. Conversamos con él sobre la escena regional del ruidismo y otros sonidos.
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El ruidismo y la experimentación, quizás, están en los extramuros de la escucha canónica de música. ¿Por qué una persona debería escuchar este tipo de expresiones?
Alan: No es que debería. Es una decisión estética. Al que le interesa, puede escucharlas. La música es muy amplia y tiene muchas aristas, dinámicas, estéticas. Una de ellas es crear algo muy silencioso, como este “soplido de cinta” [parte de la muestra Blank Tapes que trajo a Lima], que es una cinta sin grabar. Esto expande las posibilidades; es un tipo de propuesta. No tiene que gustarle a todos, pero es interesante probarlo.
Muchas corrientes musicales tienen ecos de otras, pero eso no siempre es tan claro. Por ejemplo, pasaron muchos años para que se reconociera la verdadera importancia de la no wave en el sonido que tuvo el post-rock después. ¿Cuáles dirías que son los ecos de los que se ha nutrido el ruidismo?
A: Creo que el ruidismo tiene que ver con una ampiación de los sonidos considerados como música. Esto sucede desde principios del siglo XX con las vanguardias. Los grupos que mencionas hicieron lo suyo en el terreno de la música popular, aquella relacionada a la juventud. Sustrajeron conceptos y los incorporaron a la cultura rock. Me parece que ese es un aporte, pero hay muchos más. La incorporación del ruido se da en diversas formas.
Como bien dices, este tipo de vanguardias están produciendo desde el siglo XX. No es un fenómeno posmoderno.
A: La música hecha con ruidos se remonta incluso a la prehistoria. No me parece que la música se pueda catalogar solo por la novedad. La novedad es un aporte, pero no es solo eso. Hay muchas cosas que se pueden hacer desde el lugar expresivo, el lugar creativo.
Para el oído poco cultivado, el ruidismo podría parecer una creación muy libre, que no requiere de preparación o estudios teóricos por parte del artista. Sin embargo, muchos ruidistas dominan la técnica musical.
A: No hay un monopolio para escuchar el ruidismo. No existe una forma única para apreciarlo; solo tiene que ver con la información que se tiene de este tipo de música. Por otro lado, tampoco hay una sola escena. Existen artistas que utilizan el ruido desde el ámbito de la música académica, como hay algunos jóvenes que lo emplean de manera intuitiva.
¿Cuàl crees que ha sido el aporte de la escena latinoamericana al ruidismo mundial?
A: No sé si haya una escena mundial o una especie de movimiento ruidista. Cada uno lo hace como le gusta y lo pueda hacer. En ese sentido, Sudamérica tiene varios aportes y los ha manifestado desde varios lugares: desde la academia, desde la cultura rock o industrial, etc. En Argentina, podemos pensar en gente como Juan José Calarco, Alma Laprida y otros. Es muy sano que no haya un monopolio, sino que la escena sea bastante variada. Cada uno lleva el ruidismo como lo siente.
En la música popular, se dice que todo ya está hecho. Pero si eso fuera verdad en el ruidismo, habría un techo.
A: Evidentemente, todo no está hecho. ¿Cómo se puede decir que todo está hecho? Solo puedes decirlo desde tu perspectiva, porque hay cosas nuevas que jamás registraste. Hoy se está creando mucho; quizás hay algunas obras que se estructuran desde algunos lugares que nadie identifica. Pero también está la producción que no tiene la relevancia social que debería; está en Internet y todo, pero no tiene el acceso social que merece.
¿Quiénes crees que están abriendo el camino del ruidismo hoy en día?
A: Hay varios. Pienso en el Japanoise, que tienen muchos años trabajando en el campo y siguen aportando. También en la escena latinoamericana, en Perú específicamente, ha habido producción durante décadas; en Argentina, Brasil. Hay otras zonas donde salen este tipo de propuestas, aunque quizás más ligadas al pop y el rock. Es bastante variada la oferta. Es difícil dar un mapa claro, pero sí creo que Latinoamérica tiene bastante que ofrecer. La creatividad aporta.
Alguien como tú debe escuchar nueva música constantemente. ¿A qué artistas siempre vuelves?
A: Mi escucha es muy omnívora, por decirlo de alguna manera. Ahora mismo estoy haciendo una investigación sobre música paraguaya, una escena de polka en ese país que me pareció interesante. Así que voy desde la polka paraguaya hasta la música cláisca, que además suelo tocar. La verdad es que me gustan un montón de cosos; el rock de todo tipo, King Crimson, hasta los clásicos nacionales como Almendra, Pescado Rabioso y Color Humano. Spinetta y toda esa gente. Después, el free jazz, la improvisación. Tambien me gusta mucho salir del guetto de lo experimental: por ejemplo, colecciono discos de música infantil. Tengo además discos de música incatalogable, como los de relajación yoga o los que enseñan a cantar al canario. Ese tipo de discos me apasionan. (Hans Huerto)