Jose Franco de Headsouth: «Traemos a las bandas que creemos que Lima debería estar escuchando»
Hay una palabra recurrente en el discurso de Jose Franco, director de la productora de conciertos Headsouth: educar. Es parte de su filosofía, añade. Según su punto de vista, para que el Perú esté dentro del mapamundi de las giras y festivales de calidad, es necesario que el público nacional sea más abierto frente a los artistas que vienen dando la hora afuera. Menos nostalgia, más música nueva. Su grano de arena en ese proceso −apunta− es traer al país a lo más selecto del indie contemporáneo y, a través de su plataforma Insides, promover a las propuestas locales que vayan por ese rumbo.
Mientras tanto, ha asumido el riesgo de traer a la ecléctica y fantástica Juana Molina, al multifacético Helado Negro y a los prometedores Whitney. Los dos primeros se presentarán este 7 y 8 de setiembre en la galería MATE de Barranco, mientras que la banda de Chicago hará lo propio el 16 de noviembre en Bazar de Miraflores. Sorpresivas llegadas a nuestra capital, que −sostiene Franco− refrendan su intención de cambiar el chip de la audiencia nacional. Conversamos con el empresario musical sobre su propuesta.
En una entrevista reciente, dijiste que la misión de Headsouth era “romper el esquema de conciertos y experiencias en el Perú”. ¿Se van acercando a tal cometido o todavía siguen en ese proceso?
José: Romper el esquema de cualquier industria es un proceso. Venimos haciendo conciertos desde el 2015 y creo que hemos logrado bastante, específicamente, por dos razones. La primera razón es que venimos trayendo a bandas que no solo son de nicho, sino que el público no esperaba ver en Lima. Cada vez que anunciamos la llegada de una banda internacional, las primeras reacciones de la gente y de la prensa en general son de sorpresa, porque es difícil pensar que una productora local se arriesgue a contactarlas siendo tan poco masivas. La segunda razón, que todavía está en proceso, responde a la filosofía que propone Headsouth: brindar un apoyo constante para el desarrollo de la escena local, a través del proyecto Insides, que actualmente está en su segunda temporada. En ese caso, hemos roto esquemas al organizar conciertos con bandas peruanas en galerías de arte, en museos y en cafeterías independientes. Buscamos desarrollar experiencias únicas para los seguidores de la música nacional.
¿Se puede seguir considerando al peruano que gusta del indie como parte de un público nicho? Experiencias como la del concierto de Tame Impala en Lima, que hoy es una agrupación que ya fluctúa entre lo mainstream y lo independiente, dirían lo contrario.
J: Creo que este sector de la industria está creciendo en los últimos años. Y, como mencionas, hay bandas indie en el mundo que ya son masivas, como Tame Impala o Courtney Barnett. En su momento, analizamos el mercado local y aún las considerábamos como para un público nicho, pero poco a poco está creciendo ese mercado. Incluso se están buscando espacios un poco más grandes para organizar estos conciertos. Te doy el ejemplo de Clap Your Hands Say Yeah, una de las bandas pioneras de la escena independiente: nosotros pensábamos hacer su concierto en Lima en un espacio reducido para 400 o 500 personas, pero cuando se anunció el show la reacción fue tan grande e importante, que se tuvo que mover a un local para casi 1.200 personas. Entonces, mientras más vamos trayendo bandas y analizando el mercado, nos damos cuenta que el indie sigue siendo para un público nicho, pero cada vez es más importante dentro de la escena local.
En todo caso, el público limeño que busca la música indie sigue siendo impredecible. Y, como modelo de negocio, aún parece un campo inexplorado.
J: Efectivamente, es bastante impredecible y fluctuante. El mercado que consume este género en Lima generalmente lo hace a través canales digitales como Spotify o las redes sociales. Es un público que finalmente viaja para asistir a festivales importantes en la región, como Lollapalooza o el Primavera Fauna, e incluso a festivales en Europa. Uno nunca sabe cuánta gente va a ir a los conciertos; es una lotería apostar por una banda, pero nosotros tenemos una mentalidad muy firme que va a mantenerse: seguir trayendo bandas de nicho que estén dando que hablar en el ámbito internacional. Porque, a los artistas que traemos, siempre los están invitando a festivales como Glastonbury, Primavera Sound, Coachella. Queremos arriesgarnos y a la vez educar un poco al público limeño sobre qué se está escuchando en el mundo. Eventualmente, llegar a un punto en el que el público limeño reconozca en Headsouth a una productora que asegura la llegada de músicos de calidad y de sonidos que están dando la vuelta al mundo. Tal como sucede con Juana Molina, quien ha salido en la portada de la revista Rolling Stone en Argentina.
Precisamente, Headsouth, creo yo, se está caracterizando por traer artistas algo rebuscados. Están organizando el concierto de Juana Molina, quien para mi modesto entender ha lanzado uno de los discos del año (Halo), o la banda Whitney, que tiene en “No woman” a una de las canciones más interesantes del 2016. Dicho eso, demás de la crítica especializada y de los festivales, ¿qué otros parámetros complementan ese proceso de curaduría que les permite escoger a los músicos que invitan a Lima?
J: El primer filtro es que estén dando la vuelta al mundo, que estén siendo invitados a tocar en eventos culturales, entre otros. Pero luego también se hace un análisis de qué es lo que podría funcionar en Lima. Efectivamente, hay géneros como el rap o el hip hop que, a nivel Lima, aún no tienen una acogida importante como en la escena internacional; pero el indie, la electrónica, el folk o el indie folk, sí. De hecho, en Headsouth hacemos un balance entre las bandas que están en la región, dando la vuelta al mundo, y se hace un match con lo que se está escuchando en la escena local.
Desde la perspectiva empresarial, ¿dirías que asumes un riesgo muy alto frente a la venta de entradas, por ejemplo? Sobre todo cuando el público indie limeño, al cual apuntas, podría ir antes a conciertos como el de Arcade Fire o Phoenix.
J: Tenemos claro que es un riesgo. Cualquier productor musical en el Perú siempre va a insistir en que el riesgo está presente. Así sean conciertos masivos de salsa o de pop, hay un riesgo. Nunca se sabe cómo va a darse la venta de entradas, pero a nosotros nos gusta asumir esa impredecibilidad y apostar por bandas que nosotros creemos que el público de Lima debería estar escuchando. Como dices, muy cerca de la fecha de Whitney, por ejemplo, tenemos la llegada de Arcade Fire y Phoenix. Igual creemos que hay un público que de repente no irá a esos conciertos; quien quiere ver a Whitney, y está contagiado por el género, irá sí o sí. Sí, es un riesgo, pero nos gusta tomarlo. Lanzamos la venta de entradas para esta banda estadounidense y estando a tres meses del concierto se agotó la preventa, lo cual nos indica que estamos decidiendo bien y que el público y las marcas que apoyan al proyecto están reaccionando.
Años atrás, se intentó hacer un festival con Kasabian y Garbage, el Planeta Terra, el cual fracasó estrepitosamente en plena venta de entradas. Desde entonces, se dijo que Lima no estaba preparada para un evento musical de envergadura, como el Lollapalooza o el Estéreo Picnic. ¿Crees que hoy el panorama es distinto y estos festivales grandes ya son viables?
J: Lamentablemente, el Planeta Terra fue un fracaso y se convirtió en una experiencia que ayudó a darnos cuenta de que el mercado no estaba preparado. Ahora bien, hay un factor importante en los festivales como Lollapalooza que vienen a la región con franquicias: que piden como requisito una cierta cantidad de personas para cada una de las fechas programadas, así como una cierta cantidad de artistas internacionales, regionales y locales. Esa es una de las principales limitaciones que, creo yo, aún persiste en el Perú. Sin embargo, eso no quiere decir que no se puedan desarrollar festivales con el mismo nivel de categoría, de producción y de artistas en nuestra capital bajo el nombre de una franquicia propia, nacional. Sé que se están haciendo esfuerzos importantes por parte de productoras del medio, pero ese es un proceso que va a demorar. Para que se logre, la industria local tiene que trabajar de mano con las entidades gubernamentales, los músicos, los productores… y que esto crezca a largo plazo.
¿Qué posibilidad existe de que tu productora Headsouth se junte con otras del mismo corte, como Veltrac, para organizar un festival de envergadura?
J: Qué interesante (risas). Nosotros tenemos una mentalidad bien abierta para conversar, y sostenemos una relación muy buena con todas las productoras, especialmente con Artes Perú, entre otras. Incluso hicimos la coproducción de Courtney Barnett con Pepa Entertainment el año pasado. Tenemos una filosofía de crecer juntos y colaborar para que el público sea el que se beneficie, y no necesariamente las productoras y las empresas.
Has reiterado que la filosofía de Headsouth es, en cierto modo, educar musicalmente al público peruano con lo que daba la hora internacionalmente. En ese sentido, ¿qué lectura te deja un festival como Vive X El Rock, que es predominantemente nostálgico y que se ha convertido en el más masivo del país?
J: Sí… ese fenómeno es algo que se conversa mucho en la industria. No podemos obviar que Lima es una ciudad nostálgica en cuanto a muchos factores, sobre todo en la música. Pero hay dos perfiles de productoras: aquellas que toman decisiones respecto a lo que el público quiere consumir, que traen bandas que aún suenan en las radioemisoras locales; y hay otras productoras −como la nuestra− que hacen un poco lo contrario, ya que en lugar de ofrecer lo que el público consume, brinda lo que cree que el público debería de consumir. Es eso: traemos a las bandas que creemos que el público de Lima debería estar escuchando. Por otro lado, el festival Vivo x El Rock es muy positivo para la industria porque atrae a más de 40 mil personas por edición y cada vez está creciendo más; no podemos obviar que el público consume esa música y es un éxito. Nosotros funcionamos en paralelo y apuntamos a un público que busca música internacional y a los artistas que llenan festivales afuera. Es aceptar el mercado: cómo funciona, qué escuchan, cómo lo escuchan y ver las formas de educar al público y volverlo más curioso hacia los artistas que traemos.
Hay un fuerte vínculo que quieren gestar con la escena emergente local, a través de la plataforma Insides. ¿Bajo qué parámetros escogen a las bandas nacionales que participan allí?
J: Lo que queremos comunicar con Insides es que hay buena música en el Perú, que hay bandas con mucho talento y que estas pueden llegar a tener una discografía muy consolidada a lo largo de su carrera. Uno de los criterios que evaluamos para convocarlos es que tengan un fanbase bastante grande, lo que permite ofrecer una experiencia integral a los seguidores que gustan de escucharlos en un espacio más íntimo.
Entonces, ¿se puede vivir de organizar conciertos locales sin Libido, Amén, Mar de Copas y Río?
J: Poco a poco, sí. Que no te quepa la menor duda.