Una máquina puede conservar hasta por 44 horas un riñón antes del trasplante
¿Cuántos riñones que pudieron trasplantarse han sido desperdiciados en el Perú? Según los datos de la Organización Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos (ONDT) un 75% del total. Ante esta situación, que es similar en el resto del mundo, se creó la máquina LifePort Kidney Transporter. Esta se encarga de aumentar el tiempo que un riñón puede pasar en isquemia fría –es decir, fuera del cuerpo humano y conservado en un ‘cooler’– dándole a los especialistas más tiempo para trasplantarlo.
Por medio de unos tubos que funcionan como arterias, esta máquina es capaz de administrar líquidos preservantes y sustancias vasodilatadoras que disminuyen la presión de los vasos sanguíneos dentro del órgano.
El riñón genera sangre nueva y cumple nuevamente con su función de filtro. Aquí se ve la importancia del equipo: los riñones que antes se consideraban marginales ahora podrían ser utilizados.
Los órganos marginales provienen de donantes que en vida sufrieron de hipertensión arterial, diabetes o que murieron a causa de un paro cardíaco. También se considera en este grupo a los adultos mayores, pues los órganos dejan de funcionar como deberían.
“Este nuevo proceso ha roto paradigmas. Antes, no se podía pensar en esperar más de 6 horas con el riñón en isquemia fría, pues se creía que era perjudicial para el paciente. Ahora, mientras más tiempo se encuentre en este estado el órgano mejorará”, comenta el doctor Walter Mogrovejo, coordinador de la Unidad de Trasplante del Instituto Neuro Cardiovascular de las Américas (INCA), institución que cuenta con este aparato.
El LifePort Kidney tiene una autonomía de 14 horas de funcionamiento sin necesidad de electricidad. Solo el Perú y Brasil en todo Latinoamérica cuentan con este sistema –disponible en Estados Unidos hace 4 años– que cuesta unos 2.000 dólares más que el procedimiento tradicional.