Jorge Chávez Noriega

El pasado 6 de noviembre ocurrió lo inimaginable: la Conmebol anunció al mundo que Lima y, más precisamente, el iba a ser la sede de la primera final única de la , que jugarán los clubes Flamengo y River Plate. De inmediato, los principales medios del continente empezaron a compartir imágenes del imponente bastión deportivo de la U. Los hinchas cremas, por su parte, inflaban el pecho de orgullo.

“Fue una súper noticia, pero no solo para los hinchas, sino también para el mismo club”, comenta Miguel Reyes Gavilano, administrador de profesión, socio del club Universitario y propietario de uno de los 1250 palcos que se erigen en el Estadio Monumental. “Cuando vienes por primera vez te quedas anonadado. Desde un palco los partidos se viven de una manera diferente, pero también se canta y se salta. Igual se hace la fiesta”.

Miguel se hizo socio de la U en 1993 y gracias a ello pudo conocer de primera mano cuáles eran los planes del club. Sabía que dos años antes, en 1991, se había colocado . Lo que no sabía era el impacto que iba a tener en él la magnitud del proyecto: un buen día, en plena construcción, lo animaron a visitar un palco piloto y quedó fascinado. “Una cosa es ver las obras en planos y otra muy distinta conocer el espacio físico. Fue un sueño hecho realidad”, nos cuenta, emocionado.

Dice que el proceso de compra fue sencillo. Tras ello, solo contaba los días para, por fin, vibrar desde su palco viendo al equipo de sus amores jugar en la cancha. Esto recién sucedió el 2 de julio del año 2000, cuando la U se enfrentó a Sporting Cristal. Ese día hubo 54.708 espectadores en las tribunas. Miguel estaba feliz. Listo para escribir el inicio de una apasionada historia con la camiseta que adora.

-AMOR A PRIMERA VISTA-

El palco de Miguel Reyes se ubica en la intersección de las tribunas oriente y norte, piso F. En sus 32m2 posee una sala, muebles de cocina, frigobar y un baño. Pueden estar nueve personas cómodamente sentadas en las butacas. Desde este vértice, la estructura del Monumental se abre a la vista como un gran abanico de concreto, que tiene como telón de fondo el gramado de juego.

Los propietarios tienen total autonomía sobre sus palcos, pero deben seguir una minuta de reglas para una buena convivencia. “Para todas las fechas de los partidos que se juegan aquí debes firmar un acta de compromiso, a principio de año, donde te responsabilizas de tus invitados y de todo lo que pueda suceder”, explica Miguel.

No se puede llevar bebidas alcohólicas ni utensilios de vidrio o metal. Tampoco banderolas, instrumentos y bengalas, debido a la cuestionada ‘Ley que previene y sanciona la violencia en los Espectáculos Deportivos’, que establece una serie de medidas y prohibiciones para los organizadores y asistentes a este tipo de eventos.

Fuera de eso, otro punto a resaltar es que el Estadio Monumental ha sido escenario de megaconciertos, como los que dieron Paul McCartney The Rolling Stones, y los dueños de los palcos pueden acceder a ellos a través de un pago simbólico. “No hay nada como venir a la cancha y además tener la posibilidad de ver a grandes estrellas de la música”, cuenta Miguel. Este sábado 23, una vez más, él y los suyos serán testigos privilegiados de un hecho histórico. //

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