1 / 7 Este departamento funcionó como un depósito durante 30 años. La arquitecta Karin Matz lo transformó en un hogar acogedor de 36 metros cuadrados. (Foto: karinmatz.se)
2 / 7 La sala y el comedor están en la “zona antigua” del departamento. Los muebles son simples para que ocupen solo el espacio necesario. (Foto: karinmatz.se)
3 / 7 Para no borrar del todo el pasado de la construcción, Matz decidió dejar parte de sus imperfecciones en las paredes y combinar lo antiguo con lo nuevo. (Foto: karinmatz.se)
4 / 7 Las paredes y muebles se mantuvieron en una gama de colores neutros y claros para contrastar con el gris de las paredes antiguas. (Foto: karinmatz.se)
5 / 7 La cama fue colocada en un segundo nivel para aprovechar el espacio inferior, que fue convertido en un ropero. (Foto: karinmatz.se)
6 / 7 El baño funciona como la unión entre lo nuevo y lo antiguo del departamento, con un acceso desde la zona del dormitorio y otro en la sala. (Foto: karinmatz.se)
7 / 7 El lavadero e inodoro están más cerca al ropero. Al cerrarse la puerta, aparece un espejo de cuerpo completo. (Foto: karinmatz.se)
Cuando pensamos en la renovación de un departamento, lo último que queremos es encontrar fallas. Sin embargo, la arquitecta Karin Matz quiso darle el protagonismo a esos detalles poco atractivos y convertirlos en parte del espacio que debía transformar.
La lista de pedidos de los propietarios era extensa: un concepto abierto, un walk in closet, un baño completo y mucha iluminación. Una tarea complicada si consideramos que el departamento tiene solo 36 metros cuadrados.
Si eres de los que adoran la prolijidad, la decoración de este lugar que intenta enaltecer la decadencia seguramente no te gustará. Sin embargo, es prueba de que, con algo de creatividad, se puede lograr imponer el estilo propio en un espacio, a pesar de que este sea reducido.
Descubre la transformación de este departamento en la galería de la nota.