Una cama baja rompe con la tradicional forma de amoblar el dormitorio. Su presencia encaja en espacios casuales e informales por su aspecto ligero y juvenil, además, es comúnmente utilizada en la decoración de inspiración japonesa, pues emula a los ‘tatamis’, una especie de estructuras delgadas cubiertas con paja que se utilizan como base de la cama.
“Funciona también en dormitorios pequeños y de techo bajo, porque al ser menos voluminosa permite que el espacio luzca más amplio”, destaca la arquitecta María Fe Rázuri.
A diferencia de una cama normal, cuya altura promedio es de 60 cm (base más colchón), se considera baja a aquella que no supera los 45 cm. “Para conseguir este efecto, coloca el colchón (su altura estándar es de 25 cm) sobre una tarima común de entre 10 cm y 20 cm de alto”, añade la arquitecta Johanna Tresierra.
Estos muebles se suelen hacer a medida con un armazón de madera resistente, como tornillo, pino o nogal. Incluso opta por recubrir la base con cuero o tela gruesa (lino, chenille o terciopelo). Una pieza de plaza y media puede valer desde S/1.000.
También puedes valerte de un somier de patas bajas para obtener un resultado similar en el dormitorio, el cual es un soporte flexible con estructuras de hierro y cubierto con tela, donde se ubica el colchón. Uno de plaza y media cuesta alrededor de S/700. Recuerda que los colchones requieren una tarima para una mayor durabilidad, no los coloques directamente en el suelo.