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1 / 5 El sofá principal es un diseño de la interiorista Andrea Navascués. En la pared se luce el cuadro principal es de la artista Mafe García. La lámpara de pie está hecha con un trípode de madera. (Foto: Jaime Gianella)
2 / 5 En el otro extremo de la sala se aprecian dos sillas de madera laminada, réplicas de las conocidas Eames. (Foto: Jaime Gianella)
3 / 5 Algunos muebles de la terraza fueron restaurados y otros hechos con madera de demolición. El techo se cubrió con planchas de policarbonato. (Foto: Jaime Gianella)
4 / 5 A los pies de la cama se luce un antiguo baúl que sirve como elemento de almacenaje. En la pared principal se colocó una pieza de la artista Franca Tagliabue. (Foto: Jaime Gianella)
5 / 5 En el dormitorio destacan los acentos de color presentes en la cama, los cuadros y los juguetes. El piso es de pino oregón. (Foto: Jaime Gianella)
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Desde el ingreso a esta casa barranquina, de 500 m2, los colores vivos y las piezas con historia aparecen para crear la línea esencial de un decorado ecléctico, que alberga un poco de todo. Un trabajo de la interiorista Andrea Navascués.
La sala principal, cálida y con aires dulces, combina sus pisos originales de madera con una paleta de sillas de diseño contemporáneo, que acompaña al sofá principal hecho por la misma diseñadora. En el comedor, réplicas de conocidas sillas se unen a la mesa del comedor sobre la que cuelga una araña de metal, rescatada de la casa de su abuela.
Los baúles son un común denominador, están por toda la casa, desde el área social hasta el dormitorio principal. En la habitación de los más pequeños destacan dos camas de hierro forjado pintadas de tonos celestes y azules, que brindan un toque de alegría.
