1 / 7 El piso de la sala tiene porcelanato gris. Los sofás se hicieron especialmente para la casa de playa. (Foto: Jaime Gianella. Styling María Lucía Ruzo)
2 / 7 El punto de partida de la decoración fue la mesa de comedor, de Bagus Home. Se buscaron piezas con los colores de la mesa, como el cuadro de Fito Espinosa. (Foto: Jaime Gianella. Styling María Lucía Ruzo)
3 / 7 Los muebles altos y bajos se hicieron de melamine tropicalizada de color blanco brillante.(Foto: Jaime Gianella. Styling María Lucía Ruzo)
4 / 7 La mesa de comedor de estructura metálica negra fue adquirida por el propietario y brinda un contraste con el tono blanco de las sillas.(Foto: Jaime Gianella. Styling María Lucía Ruzo)
5 / 7 Escultura de metal pintada con poliuretano, el piso es de porcelanato tipo madera, de Decorcenter. (Foto: Jaime Gianella. Styling María Lucía Ruzo)
6 / 7 En la terraza se hicieron muebles fijos de MDF. Lucen un acabado brillante.(Foto: Jaime Gianella. Styling María Lucía Ruzo)
7 / 7 La mesa de centro diseñada por Briceño y Valerga luce una forma geométrica que le da un toque moderno a la casa. (Foto: Jaime Gianella. Styling María Lucía Ruzo)
La gran vista que tiene hacia la laguna de la playa La Jolla podría ser uno de los mayores atractivos de esta casa; sin embargo, la apacible imagen queda en un segundo plano cuando iniciamos el recorrido por los 700 m2 de esta vivienda construida por los arquitectos Paloma Valerga y Alonso Briceño.
El ingreso, que se da por la parte lateral, deja a la vista el espíritu inquieto y osado de los arquitectos. Una gran puerta de estilo republicano –que antes protegiera alguna vivienda en Barrios Altos– resguarda la propiedad. Al atravesarla se abre una suerte de patio central que provee iluminación natural y ventilación a toda la casa.
El primer nivel se destinó a los dormitorios y a una sala de estar que nos hace sentir que en breve empieza el momento de descansar. Sus muebles fijos, cojines blancos y un gran cuadro de aves que viste la pared nos reafirman que estamos en la playa. En el segundo nivel, esa sensación se hace realidad.
En el sótano de la casa, el espíritu de playa cambia por uno más urbano. Al bajar, una música delicada que se escapa de un televisor empotrado en una de las columnas, a modo de cuadro vivo, parece anticipar lo que encontraremos, un mundo totalmente distinto. Una sala de juegos de luces cálidas y tenues aparece de pronto. Una mesa de billar, un bar y una sala de televisión pueden retener a cualquiera.
Recorre la fotogalería que acompaña esta nota y conoce al detalle los ambientes de esta casa de playa.