1 / 6 El toque de textura en el área social está a cargo del muro de piedra y la alfombra persa que demarca la sala. El tono negro de la silla de la sala se repite en las del comedor, para amarrar visualmente la decoración. Foto: Vicugo Foto.
2 / 6 El toque amarillo en la pared genera un alto contraste en este dormitorio. (Foto: Vicugo Foto).
3 / 6 El piso de la cocina está vestido con porcelanato tipo baldosa hidráulica, de la marca Equipe Cerámicas (España). Mide 20 x 20 cm y separa visualmente la cocina de la sala. (Foto: Vicugo Foto).
4 / 6 El efecto degradado en la pared del dormitorio se extiende hasta el techo y sus tonos vivos no recargan el cuarto, ya que están complementados por muros blancos y un piso vinílico que imita a la madera natural. (Foto: Vicugo Foto).
5 / 6 La encimera, las repisas y la mesa están hechas con roble natural. Esta última sirve como isla (zona de cocción y espacio de trabajo) y comedor. (Foto: Vicugo Foto).
6 / 6 El piso de la ducha está revestido con mosaicos de vidrio, de Hisbalit (España). Su diseño geométrico logra que este espacio se diferencie del resto del baño. Los muros están cubiertos con cerámicos tipo ladrillo. (Foto: Vicugo Foto).
Por: Rosa Aguilar.
La vida de una joven pareja transcurre entre espacios que exhiben una apariencia urbana, rústica, casual y juvenil. Para ello, la solución que propuso el estudio español Egue y Seta-conformado por los arquitectos Felipe Araujo y Daniel Pérez-para crear un escenario más amplio y luminoso en este pequeño departamento de 55m2, fue juntar los ambientes principales en un solo escenario al demoler las paredes divisorias.
Es así que la delimitación de las estancias del departamento pasó a ser una tarea de los pisos y los muebles, pues se dejaron de lado los muros. Si bien este departamento posee una naturaleza urbana, un sentido acogedor también es parte de ella.
Por ejemplo, el piso de la sala está cubierto por un revestimiento vinílico que imita al roble envejecido, y se comunica de manera exitosa con la pared vestida de piedra, para generar una escena cálida y llena de textura.
Un detalle que rompe esa sensación rústica y urbana es la pared pintada de celeste y blanco, con un efecto degradado que brinda un toque moderno y la convierte en el foco visual del área social. En este espacio, los muebles y accesorios dirigen la decoración hacia un sentido ecléctico, ya que la sensación cálida que provoca la consola de pino Oregón con sus vetas marcadas hace contraste con la lámpara múltiple de metal negro y la silla de mimbre pintada en el mismo tono oscuro.
Ambientes compartidos
Una mesa de madera en el centro del área social sirve de isla ya la vez funciona como un comedor. Tiene una placa de cocción de vitrocerámica y se usa también como una zona de trabajo. Este elemento pone un límite entre la sala y la cocina, y dicha idea se refuerza con el piso de porcelanato que recuerda a las baldosas vintage de cemento hidráulico. Los detalles celestes del piso se repiten en el muro de la sala y crean una conexión visual en toda la decoración. En este rincón, una pared cubierta con pintura pizarra marca ese toque urbano de la vivienda y hace match con los tonos frescos del escenario.
El dormitorio principal no cuenta con una cabecera, con el objetivo de que la habitación se sienta más amplia y libre. Una buena alternativa fue cubrir el muro central con un degradado, que va del naranja suave al gris azulado, el cual se extiende hasta el techo. Esta mezcla atrevida no luce recargada, ya que está acompañada por muros blancos mate y repisas simples y lineales.
Todo el hogar ha sido pensado para darle la bienvenida a una bien pensada mezcla de texturas y a la fusión de colores que resulta en entornos llenos de luz.