Sebastián Cavallero disputa su cuarta edición del Rally Dakar, (Foto: Dakar.com)
Sebastián Cavallero disputa su cuarta edición del Rally Dakar, (Foto: Dakar.com)
Christian Cruz Valdivia

De pronto, el cielo se nubló y parece que contagió al público local, que esperó hasta la noche para decir presente en el Village Dakar y ser parte de la partida simbólica de la carrera. Así, ayer por la mañana peruana, empezó el Dakar 2020, que ya la madrugada de hoy tuvo su primera etapa entre Jeddah y Al Wajh, otra localidad costera al norte de Arabia Saudí.

El Dakar dejó Jeddah, una ciudad donde las palmeras gobiernan el paisaje, el Mar Rojo se roba todas las vistas y el sonido del rezo que se escucha desde cada mezquita, al menos cinco veces al día, en las que se cierran todos los centros comerciales, incluso el Village dakariano, tenía acondicionados dos salones para las plegarias de hombres y mujeres.

Fernanda Kanno es una de las pocas mujeres que participarán en el Dakar. (Foto: Dakar.com)
Fernanda Kanno es una de las pocas mujeres que participarán en el Dakar. (Foto: Dakar.com)
/ Amr Nabil

Ayer el protagonista fue el podio de largada por donde pasó la bandera peruana en manos de los competidores de nuestro país. El debutante David Chávez fue el primero en salir, mientras que Fernanda Kanno fue la más aplaudida por la gente que llegó en la tarde saudí.

“Este es mi equipo favorito”, repetía la presentadora de la ceremonia de largada en el Village Dakar al señalar a Kanno y su copiloto Alonso Carrillo.

“Sí, claro que extrañamos el Perú. Pasamos buen tiempo ahí y en Argentina, Bolivia… así como extrañamos África, ahora extrañamos al Perú”, nos dice nada menos que Stéphane Peterhansel. “Creo que en el Perú se ama el automovilismo y acá no he sentido eso. Quizás en el futuro podamos verlo, pero no hay ese entusiasmo”, reclama, y al menos estos primeros días le dieron la razón.

—Puntos opuestos —

Junto a los pilotos que visten multicolor –por su uniforme cargado de sus patrocinadores–, caminan las mujeres de negro, muchas con la cabeza cubierta, otras hasta con el rostro tapado. Es la tradición musulmana que se respeta mucho, como la de que en cada restaurante exista una puerta para los solteros varones y otra para la familia, a donde van las mujeres que deciden entrar solas.

En el Estado musulmán está prohibido el consumo de alcohol, pero cualquiera diría que los conductores que se pasean por las grandes vías de la ciudad se han pasado de copas. En Jeddah, conducir de manera temeraria parece ser un deporte local, aunque la pasión por los coches no se tradujo en el recibimiento al Dakar. Pero esto recién es el inicio y tienen más de diez días por delante para compenetrarse con la carrera que sus 15 millones de petrodólares trajeron desde Sudamérica.

Esta noche de domingo en el Perú, lunes en Arabia Saudí, se corre la segunda etapa entre Al Wajh y Neom. Si bien el Dakar debe empezar a calentar el ambiente, se sabe que las temperaturas por las noches empezarán a bajar en esta zona hasta acercarse a los cero grados. La organización espera que el calor de los aficionados y la pasión de los pilotos mantengan encendida la llama del Dakar en cualquier rincón del mundo.

Serán 7.855 kilómetros de recorrido por tierras árabes, los suficientes para trazar el nuevo camino del rally más famoso y espectacular del mundo. Y el Perú sigue siendo parte de él.


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