No se trató de un partido memorable, digno de este tipo de encuentros tradicionales. Hubo demasiado nervio e imprecisión por parte de los jugadores a pesar de tratarse de estrellas de gran dimensión.
Real Madrid, a través de Gareth Bale tuvo la primera gran oportunidad para el Real Madrid y la mejor de todo el partido. Quedó solo ante el golero Jan Oblack y no llegó a concretar.
Luego, Modric intentó desde media distancia y salió ligeramente desviado. El atrevimiento del croata no tuvo puntería en sus disparos.
Una tibia respuesta llegó a través de Antoine Griezmann, quien tuvo la mejor oportunidad para el Atlético al escaparse e irse solo al arco de Casillas. El francés luego tuvo una noche errática para su divisa.
Cristiano Ronaldo lo intentó a cada momento de balón parado, pero estuvo impreciso y pegándole a la barrera, incluso.
Mario Mandzukic aumentó los nervios cuando recibió un golpe en el rostro de parte de Sergio Ramos y se abrió la ceja. Siguió jugando, pero su producción bajó.
Cristiano Ronaldo al salir del campo fue abordado por un hincha y la seguridad lo apartó de inmediato. Fue la imagen anecdótica.
Carlos Ancelotti y Diego Simeone, técnicos de Real Madrid y Atlético, respectivamente, se mostraron respetuo mutuo antes del partido. No se imaginaban que sus jugadores tendrían una jornada discreta.
James Rodríguez insinuó un buen arranque, pero luego se cayó como todos. Tuvo un remate interesante al arco que Oblack desvió. No hubo nada más por destacar en esta decepcionante jornada.