"El veredicto final del Dios del fútbol", por Diego Coloma
"El veredicto final del Dios del fútbol", por Diego Coloma

Que la victoria del al PSG quedará guardada en la retina de la historia del fútbol, no caben dudas. Al lado del título de Uruguay contra Brasil en el Maracaná, de la ‘Mano de Dios’ de Maradona, de la Champions League del Liverpool en Estambul, del 7-1 de Alemania contra Brasil, del ‘Milagro de Berna’, de los goles de Sheringham y Solskjaer en el 99, de la Premier League del Leicester, de la Copa Sudamericana de Cienciano. Un triunfo que solo puede ser contado como una epopeya moderna. Una, donde una vez más, la historia se burla de nosotros para dejarnos con la boca abierta.

Porque como yo, y no solo los más de 95 mil asistentes al Camp Nou, muchos otros hemos sido escépticos para pensar que algo así pueda suceder. Y de nosotros se ríe en nuestra cara el fútbol. Porque, aún con tantos momentos como estos en el pasado, no llegamos a creer que la historia pueda seguir escribiendo a la historia. Que aún con tantos personajes clásicos no dejen de aparecer nuevos para dejar su marca.

Y es que después de más de cien años de fútbol hay dos cosas que aún prevalecen: lo inverosímil por encima de la lógica y los errores arbitrales. Porque seamos claros, el triunfo del Barcelona tiene tanto de heroico, como de la parsimonia del PSG, como de un juez que termina por favorecer a un equipo. Si algunos quieren acusar al alemán Deniz Aytekin de comprado, ciego o cobarde, están en todo su derecho. Aunque sepamos que son pocos los árbitros que no terminan por caer a los engaños de los delanteros en jugadas como esas.

Neymar y Suárez simularon (generaron) faltas dentro del área y Deniz señaló al punto del penal. Eso dos veces en el partido y una no cobrada a favor del PSG, que también será razón para poner en tela de juicio lo sucedido en Barcelona. Será el fundamento para quienes intenten tacharnos los noventa minutos que invertimos para que sucediera lo impensado. Y sucedió así con dedicatoria a los románticos del fútbol.

Si hay que nombrar a los artífices de este hecho, no hay que buscar por muchos lados ni pretender hacer algún análisis nuevo. El Barcelona creyó desde el minuto cero y el PSG entró al campo con una confusión grande en la cabeza. Totalmente incoherente a como lo hemos visto en lo que va de temporada. Al fin y al cabo, para escribir hechos históricos como este se necesitan tres cosas: unos que se creen vencedores, otros que tienen más que ganar a que perder y el dedo sagrado del Dios del fútbol que elije quiénes tienen el derecho de entrar en la eternidad.

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