Selección peruana: las claves del podio en la Copa América 2015
Selección peruana: las claves del podio en la Copa América 2015

GUILLERMO OSHIRO

Así como el tercer lugar del 2011 fue mérito de Markarián, este podio también lleva el sello de . El argentino detectó las falencias de la en poco tiempo y con buena muñeca armó un once capaz de dar pelea. Acá cuatro de sus aciertos.

1. CONFIANZA. Ver a Advíncula animarse a tirar una huacha, a Ascues salir jugando desde el fondo sin lanzar un pelotazo o a Carrillo encarar con total naturalidad ante los defensas rivales es un evidente síntoma de que muchos de los jugadores ganaron confianza. Ese factor anímico fue importantísimo para encarar cada uno de los partidos sin sentirse menos que el rival. Perú no encontró un adversario que lo supere con amplitud, porque cuando le faltaron recursos futbolísticos siempre apeló al temperamento para emparejar las acciones. El mensaje de Gareca encontró eco en su vestuario.

2. ORDEN Y SIMPLEZA. A falta de minutos de rodaje –solo tuvo 180 minutos de prueba antes de la Copa–, Gareca le dio orden al equipo. Su sistema fue sencillo de entender: cuatro en el fondo, dos volantes anclas, dos por las bandas, un enganche o segundo delantero y un punta, nada de revoluciones tácticas. Ser un equipo corto y solidario era la prioridad, y se consiguió. Reducir espacios al rival era una de las obligaciones en funciones defensivas y en gran parte de la Copa se logró. Se vio un equipo compacto, con las funciones claras y definidas, con una identidad propia en las buenas y en las malas.

3. VISIÓN. No pocos lo llamaron loco por retrasar a Ascues –el volante más goleador de la era Bengoechea– o tuvieron dudas cuando le devolvió el puesto de lateral a Vargas. Tampoco hubo consenso cuando prefirió a Cueva por encima de Benavente. El ‘Tigre’ tuvo muy buen ojo para detectar el potencial de sus jugadores y su apuesta le salió redonda. Hoy nadie duda de sus decisiones, todos las comparten.

4. AUTORIDAD. A muchos técnicos les tembló la mano al momento de armar su once. Gareca se olvidó de los galones y simplemente ejerció su autoridad para escoger a los mejores. El ejemplo palpable es la función que hoy cumple Pizarro como suplente, algo que no ocurrió jamás incluso en las horas más bajas del ‘Bombardero’.

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