(Foto: Deportivo Binacional FC)
(Foto: Deportivo Binacional FC)
Redacción DT

Menos de una década de existencia, un nombre curioso, una vida errante por diferentes ciudades del sur peruano y un debut internacional que nadie podía imaginar hace apenas unos meses. Este es, en resumen, el pedigrí de la Escuela Municipal Deportivo , denominación completa del rival que mañana enfrentará a Independiente (21.30. DirecTV y ESPN 2) en lo que será el estreno para ambos en la Copa Sudamericana 2019.

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Si los vericuetos del fútbol argentino tienden a ser insondables, los de su par peruano no se quedan atrás. Con solo dos categorías profesionales (Primera y Segunda), el resto de la actividad se atomiza por todo el país a través de infinidad de equipos que participan en torneos regionales, provinciales o departamentales.

Algunos de ellos son históricos y tradicionales. Muchos otros aparecen y desaparecen como por arte de magia. "La creación de equipos es una constante movida en ocasiones por intereses económicos no siempre transparentes", comenta David León Bardi, periodista limeño, ex director de la revista El DT, y aclara: "Aunque no me consta que haya nada raro en el caso de Binacional". Así surgen clubes de nombres extraños sostenidos por empresas privadas, asociaciones de comerciantes o corporaciones municipales (sin ir más lejos actualmente juega en Primera el Pirata F.C., fundado en 2015 y en cuyo escudo original aparecía Johnny Depp vestido como Jack Sparrow, el personaje de Piratas del Caribe).

Binacional es un buen ejemplo de esta realidad. La institución situada en el departamento de Puno, al sur del país, nació en 2010 a partir de la iniciativa de Juan Carlos Aquino, presidente del club hasta la fecha. Aquino era por entonces alcalde de Desaguadero, pequeña ciudad que se levanta junto al Lago Titicaca y que está definida por una particularidad: se encuentra dividida en dos partes, una peruana y una boliviana, unidas por un puente. El dato explica el porqué de la peculiar denominación del equipo.

No es el único elemento extraño que enmarca al exótico rival que tendrá esta noche Independiente. En 2016, ya convertido en el representante más competitivo de la región puneña, comenzó un peregrinaje que todavía prosigue. Aquel año, Aquino decidió trasladar el club a Arequipa, la segunda urbe más poblada del país, y para poder participar en la liga local absorbió a otra entidad, la Escuela Municipal de Paucarpata. A partir de ese momento, el crecimiento fue notable.

Cada año, los ganadores de los torneos departamentales acceden a la etapa nacional de la Copa Perú, cuyo campeón sube directamente a Primera División. En ese mismo 2016 Binacional llegó hasta la ronda final pero no pudo ascender. En 2017 se dio el gusto y su octavo puesto en la tabla general de 2018 le abrió las puertas de la Copa Sudamericana.

Sin embargo, la sede del equipo nunca dejó de ser un problema. El hecho de pertenecer a Puno y jugar en Arequipa le restaba apoyo popular, por lo que se tomó la decisión de regresar a la región de origen, aunque le costó encontrar una sede fija. En 2018, Binacional hizo su presentación en un estadio de Puno, disputó sus partidos del Apertura en Moquegua y más tarde se mudaría al estadio Guillermo Briceño Rosamedina, en Juliaca, ciudad situada a 3.824 metros sobre el nivel del mar. Ahí permanece hasta la fecha (aunque la revancha ante el Rojo será en Arequipa, según lo dispuso la Conmebol), y es en este punto, la altitud, donde se apoya buena parte de su exitosa marcha entre los grandes.

"La altura de Juliaca es la principal arma de Binacional", analiza Bardi, "y la buena campaña que viene realizando en el actual torneo está directamente relacionada con que jugó casi todos sus partidos en ciudades por encima de los 2.500 metros". En efecto, El Poderoso del Sur, como se conoce al conjunto de camiseta celeste, marcha segundo a un punto de Sporting Cristal, luego de 6 triunfos y una única derrota ante Ayacucho. "Pero no hay que engañarse, se trata de un equipo técnicamente muy limitado y sin grandes figuras", finaliza Bardi.

El jugador más destacado es Aldair Rodríguez, autor de dos tantos el sábado pasado en el 4-2 frente a Universitario en Juliaca. Potente, fornido y de buena pegada con ambas piernas, Rodríguez (24 años) es un producto de las inferiores de Alianza Lima, aunque no pudo consolidarse en el primer equipo y comenzó a deambular por varios equipos provinciales hasta que parece asentado en Binacional.

Para esta temporada, el conjunto que dirige Javier Arce, un técnico de discreto recorrido en el fútbol incaico, prácticamente cambió todo el plantel, al que se incorporaron varios extranjeros, entre ellos los colombianos Donald Millán, que maneja los hilos en ataque, y el experimentado central Ramón Córdoba, proveniente del Jaguares FC.

Con estas herramientas, tan modestas como válidas, la Escuela Municipal Deportivo Binacional hará su estreno absoluto en el ámbito continental. Será en Avellaneda y justo ante el Rey de Copas. Seguro que en Puno nadie querrá perdérselo.

(La Nación)

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