Perú choca hoy ante Chile en el Hexagonal Final del Sudamericano Sub 17 clasificatorio al Mundial de Brasil 2019. (Foto: AFP)
Perú choca hoy ante Chile en el Hexagonal Final del Sudamericano Sub 17 clasificatorio al Mundial de Brasil 2019. (Foto: AFP)
Ricardo Montoya

Más allá de nacionalismos patrioteros que le otorgan a nuestro fútbol un lugar que no le corresponde, y que encuentran en jóvenes pateando una pelota un distractor social para disimular una realidad incontrastable; más allá de lo utilitario que pueden ser estos chicos para lo que convenga a quienes mueven los hilos invisibles de la patria, esta  nos representa.

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Más allá de la ignominia que significó el despojo de la sede, del cambio de cartas insospechado y del mazazo que implicó pelear en cancha un cupo ya asumido en el Mundial; más allá de ese gol organizativo en propia puerta, de esa afrenta al país que lamentablemente merecíamos. Más allá de todo eso, esta selección nos representa.

Más allá de la procesión continental de derrotas de los equipos peruanos, de ese rosario oscuro en el que solo Melgar contradice la tendencia; más allá de ese sino doloroso que cuesta revertir año tras año, y Libertadores y Sudamericanas de por medio; más allá de la informalidad de nuestros clubes, esta selección nos representa.

Más allá de que el rival venga entonado, que hilvane tres victorias merecidas y que tenga en Tapia, Rojas y Aravena a un tridente que daña y que golpea. Más allá de este Chile candidato, al que hay que cortarle los circuitos; más allá de su arsenal, la trinchera está lista y preparada. Esta selección nos representa.

Más allá de las lesiones inoportunas, de esas que trastocan los diseños tácticos y que nos obligan a buscar nuevos senderos, y que nuestro ‘10’ titular esté lastimado, postergando festejos, para cuando ileso, pueda regresar al césped. Más allá de que nos falte Ruiz y de que haya otros dispuestos a suplirlo con la misma pasión para que su ausencia duela menos. Esta selección nos representa.

Más allá de las diferencias físicas en la que los rivales lucen mayores o más robustos que los nuestros; más allá de ese contraste de envergaduras y potencias al que le hacemos frente con entrega y actitud, esta selección nos representa.

Más allá del entorno que suma poco y nada, de la incertidumbre que reina en la federación y de la inesperada debacle de los mayores contra El Salvador, que despierta preguntas en nuestra fiel hinchada. Más allá de un contexto que no nos favorece; aun así, esta selección nos representa.

Más allá del juego irregular que a veces preocupa, de que seamos todavía un equipo que no sostiene el ritmo, de que por lapsos se encuentra superado y resiste con Sandi y su defensa. Más allá de que sea mayor la furia que el toque sostenido, esta selección nos representa.

Más allá de la heterogeneidad que generalmente divide a los grupos, de que el seleccionado presente diversidad étnica, sociocultural y de procedencia; más allá de que existan jugadores de provincias remotas en este hermoso universo blanquirrojo; más allá de que el grupo no sea homogéneo, o precisamente porque no lo es, de alguna forma se convierte en un símil humano del Perú: de sus matices y de sus riquezas, es que esta selección, llena de jóvenes que sueñan, nos representa.

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