Eran inicios de la década del 60. De la mano del entrenador húngaro Béla Guttmann y el astro portugués Eusebio, Benfica vivía una época exitosa de su historia. En 1961 y 1962 conquistó dos Copas de Europa (hoy Champions League). La primera la ganaron ante el Barcelona de Luis Suárez, Kubala, Kocsis y Csibor contra todo pronóstico, y la segunda al poderoso Real Madrid de Alfredo Di Stéfano (5-3) después de ir perdiendo 0-2.
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Los días de felicidad terminaron cuando el técnico se reunió con el presidente del club, Joaquim Bogalho. Según cuenta la historia, Béla Guttmann pidió un considerable aumento de sueldo a la directiva del Benfica, el que le fue negado. “Soy bicampeón de Europa”, decía el entrenador, mientras el mandamás replicaba que él también tenía mucho que ver en la obtención de los títulos.
“Ganamos y después fue un problema para pagarle. Y, por tanto, hubo algunas dificultades de corresponder a las exigencias de Béla Guttmann. No se quedó”, reconoció Simoes, leyenda viva del Benfica, donde militó entre 1961 y 1975.
La discusión entre Guttmann y Bagalho terminó como empezó: mal. El presidente despidió al técnico y el húngaro se fue tirando un portazo. Aunque antes de irse disparó su frase célebre: “Benfica no volverá a ganar un torneo europeo en cien años”. Una sentencia que en aquel momento fue tomada de forma anecdótica, pero con el transcurrir del tiempo se ha convertido en toda una lápida para la entidad y su hinchada.
La maldición del entrenador, con fama de excelente motivador, ha perseguido al club luso por más de medio siglo. Benfica perdió en las finales de la Copa de Europa de 1963 y 1990 (las dos ante el AC Milan), 1965 (Inter de Milan), 1968 (Manchester United), 1988 (PSV Eindhoven); y en la Copa de la UEFA de 1983 ante el Anderlecht belga. De hecho, él mismo fue víctima de su propio “hechizo” en su corto regreso al equipo portugués (1965-1966), siendo eliminado en los cuartos de la Copa de Europa por el United.
Béla Guttmann nació en Budapest (Hungría) de 1900 y falleció en Viena (Austria) en 1981. A pesar de ser famoso por la “maldición”, el legado futbolístico que dejó fue mucho más allá: pasó de ser un volante destacado del MKT Budapest y estuvo en los Juegos Olímpicos de París en 1924 con su selección.
Como técnico fue un verdadero trotamundo: estuvo en Hungría, Holanda, Rumania, Italia, Chipre, Brasil, Portugal, Uruguay, Austria, Suiza y Grecia. Además, es el día de la fecha es el único director técnico que llegó a dirigir una final de Copa Libertadores y de Champions League en un mismo año: en mayo de 1962 le ganó al Real Madrid, y en entre julio y agosto perdió la definición ante el Santos de Brasil con Peñarol.
Jorge Jesús, víctima de la “maldición”
Ha pasado más de medio siglo de “La Maldición de Béla Guttmann” y Benfica perdió las ocho definiciones que disputó (cinco de Champions y tres de Europa League). Las últimas dos caídas del cuadro luso fue ante el Chelsea y Sevilla. En ambas estuvo en el banco de suplentes Jorge Jesús, actual técnico del Flamengo, que disputará la final de la Copa Libertadores ante River Plate este sábado 23 de noviembre en estadio Monumental de Ate.
El portugués llegó al Benfica en el 2009, luego de su auspicioso paso por el Sporting Braga de Portugal. Con las ‘Águilas’ ganó tres ligas, una Copa de Portugal, cinco Copas de la Liga y una Supercopa portuguesa; sin embargo, en el plano internacional se quedó a un paso de la gloria. O mejor dicho, fue alcanzado por la “maldición” del húngaro.
En sus 19 años como técnico profesional, Jorge Jesús solo pudo ganar un título internacional: en el 2008 ganó la Copa Intertoto de la UEFA con el Sporting Braga (en ese equipo estaba el central peruano Alberto Rodríguez y el uruguayo exAlianza Lima, Luis Aguiar). La Copa Libertadores será su primera prueba continental luego de su paso por el Benfica.
Este sábado 23 de noviembre, Jorge Jesús dirigirá otra final. No está con el Benfica, pero seguro presiente que campeonar lo liberará, finalmente, de los malos deseos de Guttmann.