Solo hay tantas joyas en la corona de la reina: Kun Agüero, Pibe Valderrama, Javier Zanetti, Iván Zamorano, Ronaldinho, Dida, Marcelo Salas, Claudio Pizarro. Y otras diamantes más. Conmebol hizo oficial en sus redes sociales lo que ha llamado, tratando de resumir en frase al menos una decena de adjetivos, el “espectacular partido de las Leyendas Conmebol”, a jugarse este martes 5 de diciembre en el DRV PNK Stadium de Fort Lauderdale. Tan cerca de Miami, la nueva Meca del fútbol, que es altamente posible que Lionel Messi, el Barón de Oro, asista como espectador de lujo.
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La noticia es, por supuesto, la presencia de Claudio Pizarro, embajador del Bayern Múnich, leyenda de FIFA, goleador histórico en la Bundesliga, en un momento duro del fútbol peruano en el mundo: solo dos futbolistas en las cinco ligas top del mundo (Tapia en España, Lapadula en Italia), apenas una venta millonaria en tres años (Kluiverth Aguilar en 2.5M de euros) y último en la Eliminatoria rumbo al mundial 2026 (un gol y dos puntos).
No es el único, sin embargo. Sin contar la era amateur del fútbol sudamericano y al recordado ‘Combinado del Pacífico’ -16 futbolistas peruanos y tres chilenos-, Pizarro no el último peruano de una breve lista de nacionales que alcanzaron el reconocimiento sudamericano e invitados a esta fiesta de gala que es un partido de leyendas.
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¿Por qué es unánime el respeto para Chumpitaz, un futbolista que no lideraba a los gritos —como Maradona—, no era un influyente total desde la posición —como el 10 Pelé— ni transformó la idea colectiva del fútbol a partir de otro vértigo —como Cruyff—. Julio César Uribe, soldado suyo desde 1979 hasta 1981, tiene una respuesta. “Se llama respeto. Y reconocimiento a la humildad. Nunca hizo nada por detrás contra nosotros. La selección era la selección de Chumpitaz. ¿Sabes cómo llamaba la atención Chumpi? ¿Crees que lo hacía gritando a todo el mundo? Estábamos perdiendo un partido. Entrábamos al vestuario. Hablaba el entrenador, algunos jugadores se peleaban. Chumpi esperaba, miraba y apenas decía, escondiendo la voz: “Ya pues, hay que desahuevarnos”. Eso era todo. “Ya pues, hay que desahuevarnos”. Yo lo escuchaba al Capi y decía: “Carajo, se enojó el Capi”. Suficiente. Salía a matar. Él estuvo siempre para ayudar. Más bueno que el pan con mantequilla. Y crocante todavía. Chumpi se hacía respetar por lo crack que era, nada más”.
Ese hombre, Chumpi, fue el primer capitán de una selección Resto del Mundo en su visita a Europa, en 1973. La camiseta duerme en su casa de Elio.
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¿Qué estrategia hubo detrás del partido entre la selección de América y la selección de Europa en el Camp Nou de Barcelona? El sitio web oficial del club de Lionel Messi explica la idea, en un artículo el 31 de octubre del 2018, precisamente a 45 años de aquel 4-4. “El Camp Nou fue el escenario del I Día Mundial del Fútbol, un excepcional partido amistoso entre las selecciones de América y Europa organizado por la FIFA con fines benéficos que fue retransmitido por Eurovisión y la OTI (...)”. Aquel evento dejó una curiosidad histórica —explica además la nota—, ya que fue entonces cuando se empezó a popularizar la frase “el Barça es més que un club”. Tres días antes apenas, había debutado en esa cancha el hombre leyenda: Johan Cruyff.
“Recuerdo ese partido y es más, tengo la camiseta”, dice Héctor Chumpitaz, una noche del 2015 en que he visitado su casa. Es un modelo adidas de fabricación alemana en talla 10, con mangas largas y un mapa mundi estampado en el pecho. Es el número 5, su número de toda la vida, el que se ve en los videos que existen en YouTube del penal con que anotó uno de los goles en el arco de Resto del Mundo. El notable periodista español Julio Maldonado (@MundoMaldini) tiene un video en su canal de Youtube en el que analiza quién es quién en ese partidazo cuya segundo aniversario debía jugarse en el Perú, pero nunca ocurrió. “Me lo han pedido y por supuesto el partido está íntegro en mi archivo. Ocho goles y jugadores del nivel de Cruyff, Eusebio, Bene, Asensi, Pirri, Pereira, Chumpitaz, Espárrago, Brindisi, Cubillas, Sotil o Rivelino”.
Al final del encuentro, y tras vencer 3-2 en penales, la organización le entregó el trofeo a Chumpitaz, que desde esa noche del miércoles 31 octubre de 1973 fue rebautizado como Capitán de América. Quedan sus fotos en el álbum familiar, donde se le ve con esa eterna sonrisa de embajador, y un premio simbólico: al año siguiente, el Granítico usó una camiseta de la ‘U’ con el logo estampado de la Confederación Sudamericana de Fútbol, en recuerdo de aquel partido. La chompa crema de aquella temporada, lamentablemente, se perdió.
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En los 90, Chemo del Solar ‘era’ el fútbol peruano. Un esfuerzo individual en medio de la inmensa crisis económica y deportiva. Un futbolista de escuela, una rareza en un mundo de Potrillos, que nunca pudieron ver el gran contrato de sus vidas, por la tragedia que ya todos sabemos. Chemo estaba en la Universidad Católica de Chile cuando fue fichado por el Tenerife de España -con Valdano y Cappa como cabezas de proyecto- y en ese 1992 se convirtió en el único futbolista peruano en Europa. Luego fue Percy Olivares, al Nurenberg. Del Solar hizo carrera en España y, ya en su etapa en Salamanca, fue nominado a mejor futbolista extranjero en la Liga Española, por la cadena EFE. Por eso, no sorprendió que fuera convocado por la entonces Confederación Sudamericana de Fútbol al partido de Resto de América contra Argentina, por su 75 aniversario. Se jugó en el estadio de River y con arbitraje del uruguayo Filippi el 25 de septiembre de 1991. Según crónica de la época, recogidas por TyC Sports, nunca llegaron ni Bebeto ni Francescoli, dos de las figuras sudamericanas de entonces. Sí los viáticos: 300 dólares de la época para cada uno.
Otros tiempos. Un peruano en el partido de las leyendas sudamericanas, el embajador Claudio Pizarro. Entre 45 y 60 dólares para ver a estos señores que hicieron tantas infancias felices.