ARTURO LEÓN @arturoleonf
El primer pecado de Comizzo fue pretender que dos jugadores que solo caminan, vuelen. Ni Olascuaga ni el argentino Luna son expertos en desequilibrio. Son atrevidos, sí, pero no tienen fantasía individual. No nacieron para resolver los problemas colectivos del ataque, y ayer quedó en evidencia ante Vélez en el Monumental. Además, no tienen la capacidad para disimular esa deficiencia. Buscar la pared, picar al espacio vacío, tirarse al medio para darle espacio al lateral, ninguno de esos conceptos fueron aplicados por los dos extremos.
La mala performance en ataque de los campeones no se limita a eso. La ‘U’ mostró ayer un ataque con una evidente falta de inspiración. No tuvo dinámica ni movimientos de distracción, ni juego asociado. Fue un equipo estático en posición ofensiva. Christofer –enlace- y los tres de arriba no armaron una sola jugada colectiva. Lo leyó bien Diego Latorre, comentarista argentino, los cremas no tuvieron “sorpresa” en ataque. Y sorprender es variar la velocidad, inventar una acción inesperada. Pero la ‘U’ fue todo lo contrario: previsible. Tanto así que su primera llegada fue a los 65'. De local, y en Copa, esto es inadmisible.
Los cremas no lograron transformar sus posesiones largas en oportunidades de gol. Fue un problema que también vivió el año pasado en el Descentralizado y ayer ante los argentinos se hizo mucho más notorio, claro. Los de Liniers demostraron otra jerarquía. De hecho, fueron superiores en todos los aspectos del juego: defensa, ataque, transiciones, rotaciones, etc. Comizzo careció de un plan B, cambió nombres en el complemento (ingresaron García y Martínez en ataque) pero no varió el esquema y la 'U' siguió siendo nulo arriba.
Que el equipo haya rematado solo en dos ocasiones a la portería del uruguayo Sosa deja en evidencia lo mal que jugó la ‘U’ en ataque. Y sucede lo mismo atrás, en defensa. Que le hayan generado más de cinco opciones claras –sin tomar en cuenta el gol–, y que Carvallo haya sido figura, explica por qué Comizzo se fue descontento, diciendo que su equipo jugó “mal”. Ante un equipo bien armado, sin ser una máquina en el ataque, el equipo crema entró en descoordinaciones, fue lento para la anticipación y mostró un desorden generalizado.