Elkin Sotelo @Elkinsot_DT
El escenario político para las elecciones en la FPF parte desde una desigualdad que espanta y desmoraliza. La única forma de emparejar la contienda no es correcta ni sana, pero es la única visible en medio de la maraña de intereses que existen: presionar a los dirigentes departamentales hasta que se dignifiquen.
Cuando digo presión, me refiero a cualquier mecanismo lícito para llevarlos al entendimiento de que la permanencia de Manuel Burga no suma bajo ningún criterio. Y que la posibilidad de contar con otras opciones es saludable para la democracia de la institución.
Las departamentales -el gran problema– son el objetivo de cualquier candidatura. Cada año de elección, la oposición significa el riesgo de perder todo o parte del statu quo que ahora disfrutan sin trabajar a conciencia. Eso es un despropósito para sí mismos. Pedir honestidad en su momento de decidir es algo que no está a la altura del pensamiento promedio departamental.
De ninguna manera creo que con la charla simple y la persuasión profesional este problema encontrará solución. Por eso la contienda es desigual. Uno fideliza con prebendas, los otros son vistos como amenaza.
Ganarle a Burga una elección implica una estrategia de guerra. Los débiles, por favor, abstenerse.